Cómo evitar el síndrome post-vacacional en tu startup

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Las vacaciones suelen tener un efecto positivo en los trabajadores, que vuelven frescos y renovados, pero hay que evitar que caigan en una depresión nada más poner el pie en la oficina.

Casi sin darnos cuenta hemos consumido más de la mitad del verano. Septiembre está casi aquí con su olor a vuelta al cole, a otoño incipiente, a nostalgia de los días largos y ociosos de las vacaciones. Volver a la rutina diaria, esa en la que se pasa una buena porción del día trabajando, no siempre es fácil, y aunque los efectos de las vacaciones sobre nuestro trabajo suelen ser positivos (mucho mejor que estar cansado y quemado), a veces nos cuesta retomar el ritmo.

Notar que al volver al trabajo se nos cae un poco todo encima no es tan raro y tiene hasta nombre: se trata del síndrome post-vacacional. ¿Cómo evitar que este afecte a tus empleados? ¿Cómo lograr que su vuelta los tenga de verdad más contentos y con ganas que antes de marcharse? Estos son algunos consejos:

1. Organización. Todo empieza antes de que se marchen de vacaciones: lo último que quieres es que vuelvan y se encuentren con varias semanas de trabajo acumulado, para lo que es importante organizarse. Que adelanten todo lo que puedan y sea imprescindible que hagan ellos. El resto de sus tareas deberían ser repartidas entre los otros empleados. Volver es más fácil si no te encuentras la mesa llena de pilas de trabajo pendiente.

2. Comprensión. No les pidas a tus empleados que estén al 100% ya desde el primer día, porque no es posible. Haz que la vuelta sea gradual para que puedan retomar el ritmo de forma más llevadera. En dos o tres días estarán funcionando de nuevo a pleno rendimiento.

3. Misión. Septiembre, dicen los estudios, es el momento perfecto en el que empezar cosas nuevas. Ese espíritu de vuelta al cole es más efectivo que el cambio de año en enero, algo de lo que te deberías aprovechar: da a tus empleados una misión, un objetivo claro que alcanzar en los próximos meses. Y si es algo distinto a lo que hacían antes o en cierta forma nuevo, mucho mejor. Sentirán que han vuelto para algo que no es lo mismo, que trabajan con una meta en mente.

4. Atención. Una de las cosas para las que sirven las vacaciones es para tener ideas frescas. A todos nos ha pasado: aprovechamos sin darnos cuenta esos días para reflexionar e idear nuevos caminos. ¿Alguna vez te has parado a escuchar las ideas con las que vuelven tus empleados de sus vacaciones? Hazlo. Se sentirán escuchados y apreciados y puede que hasta hayan tenido ideas que vale la pena implementar.

5. Observación. Lo normal es que tras unos días de adaptación todo vuelva a la normalidad, pero puede que en alguna ocasión a alguno de tus empleados le cueste de verdad volver. Si observas algún síntoma de depresión (desmotivación, llegar tarde, poca implicación…), habla con el empleado en cuestión para asegurarte de que está bien. Si de verdad notas que la cosa puede ser seria, ofrécele ayuda, y acompáñalo para que se ponga mejor.

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