De Italia a China sin nadie al volante

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Marco Polo fue pionero en eso de ir de Italia a China, y gracias a sus viajes tenemos papel moneda, pólvora, helados y sobre todo la pasta… bueno, no, sobre todo los helados. Más de 800 años después compatriotas suyos quieren ser también pioneros en ir a China, aunque en esta ocasión mediante vehículos que no necesitan ser pilotados por ningún ser humano.

A través del congestionado tráfico moscovita, la desolada tundra siberiana y los estrechos pasos montañoso de las estribaciones del Himalaya, el destino, Shangai, se alcanzará en octubre de este año tras más de 12.000 kms sin que un conductor humano maneje los vehículos, dos pequeñas furgonetas.

Bueno, hay que aclarar que en realidad el asiento del conductor sí estará ocupado por un técnico simplemente por si el sistema robotizado falla y hay que recurrir al viejo conductor humano de toda la vida del Señor para no terminar despeñados por un barranco o estampados contra el coche blindado de un jerarca ruso… y probablemente ametrallados a continuación.

La conducción automática funciona mediante un patrón trazado por otra furgoneta que precede a la robotizada, indicándole la ruta, pero  es este segundo vehículo el que con esos datos debe negociar las condiciones del tráfico y sortear posibles obstáculos.

El viaje va a ser largo y lento, porque las furgonetas son de propulsión eléctrica y necesitan ocho horas de carga, circulando además a velocidades en torno a los 50 km/h. El viaje forma parte del proyecto de VisLab para perfilar un sistema no de guiado sin piloto sino de ayuda a la conducción, en el que será necesario que el coche sea manejado por un conductor, pero estará asistido por sistemas automáticos de detección de obstáculos o de seguimiento de trazado para evitar que el vehículo se salga de la vía o choque contra otros automóviles. ─Antonio Rentero [NPR]

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