El iPhone del s. XIX

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Alexander Graham Bell inventó el teléfono en 1876 y pronto miles de ciudadanos comenzaron a estrechar sus comunicaciones con personas lejanas y con inmediatez. Pero la mera conversación con otro individuo no fue el único servicio que ofrecían los instaladores de teléfonos. Países como Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia o Hungría desarrollaron servicios de difusión parecidos a la radio. En Londres una compañía denominada Electrophone ofrecía servicios religiosos y de entretenimiento a sus suscriptores, que conectaban la línea telefónica a rudimentarios altavoces.

Incluso, a la manera de los actuales y multimillonarios contratos de exclusividad de retransmisiones deportivas, se firmaban acuerdos con la Royal Opera House para hacer llegar a los aficionados las representaciones teatrales de ópera y comedia desde el escenario londinense. El usuario descolgaba el teléfono, pedía que le conectaran con la línea de Electrophone, elegía qué representación quería escuchar de las que en ese momento se estaban celebrando y la música inundaba su salón.

Por 5 libras anuales de suscripción recibías el aparato telefónico con auriculares para dos personas (auriculares extra por 1 libra cada uno). La compañía telefónica instalaba distintos micrófonos en el escenario, junto a los focos, por lo que según los actores se acercaban o alejaban podía recrearse la cercanía o lejanía de los mismos. En 1908 Electrophone llegó a disponer de más de 600 usuarios que podían recibir el sonido desde más de 30 teatros e iglesias. Sí, en aquellos tiempos causaba furor oír misa por teléfono.

En un alarde de avance tecnológico, en 1881 se emitieron por este procedimiento actuaciones de ópera desde París usando dos micrófonos para recrear un sonido en estéreo. Por otra parte la compañía de Budapest Hirmondo (¿se diría así Gizmodo en húngaro?) ofrecía un servicio actualizado durante todo el día de noticias.

Todo esto comenzó a desaparecer cuando hizo su entrada la radio a gran escala. BBC inauguró en 1922 su primera emisora, 2LO London. Hoy día hemos avanzado mucho, pero resulta curioso comprobar que nuestros tatarabuelos podían escuchar en directo una ópera desde su casa o estar al tanto de la actualidad casi como nosotros. ─Antonio Rentero [BBC]

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