El traspaso de redes sociales de Obama a Trump: ¿cómo funciona?

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El nuevo presidente de Estados Unidos se estrenó en las cuentas oficiales de la Casa Blanca entre polémicas.

Había muchas dudas sin resolver, muchas incógnitas que poco a poco se van despejando. Donald Trump no lleva ni 24 horas como presidente de Estados Unidos y detrás de la cuenta de Twitter oficial @POTUS, pero ya ha dado unos cuantos titulares. Ha habido errores, sospechosos bugs  y usuarios enfadados. Faltan solo los clásicos tuits del propio Trump a las 3 de la mañana, pero es posible que sea solo cuestión de tiempo.

Pero ¿cómo funciona toda esta transición? ¿cuál es el proceso para que @POTUS y el resto de las redes sociales de la Casa Blanca pasen de una administración a otra? Se trata de un proceso automatizado que debería ser sencillo (aunque, como veremos, no lo fue tanto): en el momento en el que el nuevo presidente hace su juramento, las cuentas pasan a manos de la nueva administración y desaparece todo lo de la anterior. Una especie de borrón y cuenta nueva para que nadie se confunda y, en un scroll nostálgico, recupere los tuits de Obama.

¿Desaparece toda la actividad de la administración Obama en redes sociales? No: se transfiere a nuevas cuentas que permanecen como archivo. Así, todo lo que Obama tuiteó como @POTUS podrá verse en @POTUS44 (fue el 44 presidente del país); la actividad de Michelle Obama como primera dama pasa de @FLOTUS a @FLOTUS44; y así sucesivamente.  Son cuentas que sirven meramente de archivo y que no tendrán actualidad.

¿Cómo seguir entonces a Barack y Michelle Obama o al ex vicepresidente Joe Biden? De vuelta en sus cuentas personales: @BarackObama, @MichelleObama y @JoeBiden. Tanto el ex presidente como el ex presidente las habían mantenido más o menos activas; la cuenta de la ex primera dama, por su parte, no tenía tuits desde 2013.

Las primeras polémicas del nuevo @POTUS

Que Donald Trump se haya estrenado en su nueva cuenta de Twitter entre polémicas no es ninguna sorpresa, aunque en este caso no parece que los problemas hayan sido causados por su falta de filtro cuando está delante de la red social —o, vaya, de un micrófono—. La primera queja, y la más fuerte, tuvo que ver con la transición de las cuentas. Según parece, en la automatización se hizo que muchos usuarios que no seguían a @POTUS lo hicieran de golpe. Y, claro, muchos se enfadaron.

Estaban los que no tenían razón para enfadarse: si ya seguías la cuenta del presidente, era cosa tuya hacerle unfollow si no querías pasar a leer a Trump. No obstante, muchos usuarios se quejaron porque se vieron siguiéndolo cuando le habían hecho ese unfollow, nunca habían seguido esa cuenta o, directamente, la habían bloqueado. Desde Twitter ya han dicho que se trata de un glitch que están intentando arreglar, mientras a Jack Dorsey le llueven las protestas en forma de mención.

El esperado estreno de Donald Trump en @POTUS no decepcionó: como se supo enseguida, u primera imagen de portada (la que encabeza este artículo) no correspondía al día en que se convirtió presidente él, sino a cuando lo hizo Obama en 2009 —ceremonia a la que, como muchos han querido dejar claro, acudió mucha más gente—. La cambiaron rápidamente, primero por una imagen de la bandera del país y después por la que aparece actualmente: una foto algo borrosa de Trump mirando por la ventana.

Y ¿qué pasará con la cuenta con la que Donald Trump se convirtió en un famoso tuitero? De momento, parece que sigue: en las últimas horas, @realDonaldTrump ha tuiteado las mismas cosas que @POTUS. Y, sí, tiene más seguidores: 21 millones de followers en su cuenta de siempre, 14,2 millones en la de presidente. 

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