Emprender en España sí se puede

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La delicada situación del país no frena las aspiraciones de los más valientes y brillantes. Un cambio en la cultura inversora y agilizar los trámites burocráticos son las mejores bazas para fomentar el emprendimiento español.

Emprender es una actitud, una forma de vida. Se trata de convertir visiones en realidades, sin temor a los riesgos que conlleva, con la pasión para dedicar todo el esfuerzo a una idea. Puede que el asunto esté ahora de moda, y quizás algo desvirtuado, pero la posibilidad es real ante la nefasta situación del mercado laboral.

El ecosistema nacional no es el más adecuado, pero está en crecimiento. Los inversores analizan minuciosamente los proyectos y cada vez se hace más necesario cruzar las fronteras en busca de financiación. No obstante, el talento existe y, en ocasiones, reviste las embestidas de una crisis que azota con fuerza. “La dificultad para conseguir inversores está haciendo que los emprendedores agudicen el ingenio y presenten proyectos más elaborados e interesantes. De todo se aprende, incluso de esta crisis económica que nos está torturando”, opina Emilio Márquez, CEO de Networking Activo, una red que organiza encuentros entre profesionales para, a través de habilidades sociales, mejorar y resolver problemas en la empresa.

El éxito tiene lugar en contextos de fracaso. Las condiciones socioeconómicas del país no impiden que las mentes más brillantes puedan iluminar la oscuridad del momento. El panorama nacional es desolador, lo que no supone un obstáculo para que afloren proyectos de reconocido triunfo. “España es un país donde se favorece la creatividad. Tiene un espíritu joven y desenfadado, propio de la cultura mediterránea, pero también es cierto que en el ámbito de los emprendedores se echa en falta mayor optimismo. Hay un cierto derrotismo. Tal vez fuese conveniente aumentar la tolerancia al fracaso, pues equivocarse es parte consustancial del emprendimiento, y aquí muchas veces no se permite fallar”, sostiene Zaryn Dentzel, CEO y fundador de la red social Tuenti.

No hay que caer en el error y defender el emprendimiento como la solución a todos los males. “Emprender es una salida más, no es la piedra filosofal. No todo el mundo puede ser emprendedor. Hay excelentes gestores, analistas, vendedores…”, declara Arístides Senra, responsable de Innovación, Comercialización y Creación de Empresas de la Universidad Politécnica de Madrid. “Hay que incentivar el espíritu de tomar la iniciativa. En el corto plazo, emprender no será la solución a nuestros problemas. No podemos poner toda la responsabilidad encima de los hombros de los emprendedores”, continúa.

Pese a la ardua situación económica y las complejidades del mercado estatal, España ofrece ventajas a los emprendedores. Su enclave geográfico, como puerta de entrada a Europa, África y a Latinoamérica, la calidad de muchos proyectos, así como las condiciones climatológicas o los hábitos de vida son los principales atractivos. Pero, desgraciadamente, tampoco escasean los inconvenientes. Rubén Vidal, subdirector del departamento de Proyectos de Gomavial, una exitosa start-up en el ámbito de las tecnologías limpias que dedica su actividad a la deconstrucción de los neumáticos, destaca como principales escollos la falta de una cultura emprendedora y de financiación, el pequeño tamaño de nuestro mercado, la lentitud de la burocracia y las cargas impositivas que tratan por igual a las empresas consolidadas que a las de reciente creación.

La principal dificultad española radica en el crédito que, en condiciones normales, debería estar impulsando más proyectos. Salir fuera no sólo es necesario para encontrar inversores, sino que se antoja como imprescindible a la hora de exportar y buscar alianzas. El talento español es indiscutible, pero nadie sabe hacia dónde van los modelos del futuro. “El parón económico ayuda a las personas ingeniosas a escuchar aventuras más atrevidas. Actualmente, en España no hay negocios, o son bastante inestables. Es necesario apostar en el extranjero, ya que el mercado nacional está muy castigado”, defiende Pedro Moneo, CEO y fundador de Opinno (una red global de centros de innovación, que se encuentra en los principales centros tecnológicos de todo el mundo)  y director, para España, Portugal y América Latina de la revista del MIT, Technology Review.

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