España como destino de la deslocalización

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Para BT, nuestro país dispone de una infraestructura muy desarrollada y de un crecimiento sostenido superior al de la media europea.

Una investigación encargada por BT España ha revelado que nuestro país tiene unas condiciones muy favorables para atraer inversiones de deslocalización de centros productivos u offshoring, a pesar de las iniciativas tomadas últimamente por algunas multinacionales que han decidido trasladar sus centros productivos a otras zonas, fundamentalmente a países del este de Europa.

Así, en opinión de Luis Álvarez Satorre, director general de la compañía, “la combinación de distintas variables convierten a España en un destino muy cualificado para el establecimiento de actividades relacionadas con los servicios de valor añadido”.

El estudio ha tenido en cuenta no sólo la mera reducción de costes sino también otros factores esenciales que contribuyen a la mejora de la competitividad, como infraestructuras, incentivos a la inversión, cultura y marco legislativo. Sin embargo, aunque todas las variables tienen repercusiones económicas, se ha dado un mayor peso a la dimensión monetaria por ser éste el factor principal ante un proceso de deslocalización.

De este modo, a pesar del mayor peso ofrecido a la componente económica, España lidera la valoración por disponer de costes competitivos; infraestructura muy desarrollada; economía de bajo riesgo y un crecimiento sostenido por encima de la media europea; una cultura desarrollada en un entorno global, así como un marco legislativo que empieza a ser favorable al offshoring.

Según el informe, España dispone de un entorno para las empresas muy similar al de las grandes economías europeas (Alemania, Francia, Reino Unido); tiene un PIB per cápita similar, bajas tasas de inflación e infraestructuras altamente desarrolladas. Además, aunque no puede competir directamente con países como Méjico, India y Hungría en costes laborales, ofrece a las empresas que buscan deslocalizar sus actividades un entorno estable y desarrollado, gestores con experiencia contrastada y un destino atractivo para posibles expatriados e inmigrantes.

Por último, el análisis sostiene que, más allá de los costes laborales, España dispone de una productividad algo inferior a los países europeos, aunque sensiblemente superior a los países en vías de desarrollo.