Foto: El día que las bromas en la oficina llegaron demasiado lejos

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Ignoramos aquí qué terrible broma sufrió el ideólogo de esta barbaridad para urdir después tamaña represalia, pero lo de dejar un oso Grizzly de tropecientos kilos en el cubículo del compañero me parece ya algo un poco desmesurado. Eso sí, seguro que esas visitas molestas del departamento contiguo desaparecerán por un tiempo.

Se aceptan teorías al respecto. Yo de mientras me ausento un momento, se me ha ocurrido algo gracioso para la oficina de redacción de ITespresso. Mmm… ¿En qué cajón pondría yo ese trombón-lanzallamas que nos dejaron una vez? – dani olego [FailBlog]

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Autor: Doleo