Integridad comunitaria

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La creación de una infraestructura que conecte las escuelas europeas abre puertas a un intercambio multicultural que marcará el futuro del conocimiento humano.

El acceso de los estudiantes a Internet en nuestro país parece encontrarse en una de las posiciones más aventajadas con respecto a los parámetros comunitarios. Si Dinamarca se sitúa a la cabeza con la totalidad de los centros de enseñanza perfectamente vinculados al medio electrónico, España, como siempre por detrás de los países nórdicos, no sale del todo mal de la comparativa con un 93 por ciento de colegios conectados.

El resultado es bastante significativo si se tiene en cuenta la puesta en marcha de un proyecto que, bajo la denominación de e-Twining, pretende sincronizar el estatus educativo que se ofrece a lo largo y ancho de la Unión Europea vía online.

La idea, admirable cuando menos, no es otra que la de hacer realidad la Europa multicultural que, lejos de fanatismos y prejuicios obsoletos por naturaleza, tanto necesitamos para acabar con esa falta de comprensión y respeto a los que estamos tan acostumbrados.

Afortunadamente, la última catástrofe ocurrida en los países asiáticos ha dejado ver una solidaridad sin precedentes que revela el grado de generosidad al que todavía podemos llegar aunque sea en situaciones extremas.

De todos es sabido que la educación y el conocimiento son los principales motivos que dinamizan la evolución humana y que, al mismo tiempo, diferencian al hombre de otras entidades.

Y que sólo a través de ellos podemos apostar por un futuro donde el intercambio de experiencias y opiniones enriquezcan por igual la integridad a la que, como seres humanos, tenemos derecho.

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