¿Llega Microsoft a tiempo a la revolución wearable?

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Microsoft lanzó esta semana Band, su pulsera de fitness para unirse a la revolución wearable. Pero ¿tiene sentido entrar en un mercado que no arranca?

Tras más de un año de rumores, por fin se confirmó: Microsoft anunció y lanzó esta semana Band, su propuesta para entrar en y, a ser posible, conquistar el mercado de los wearables. A estas alturas, con pulseras de fitness y smartwatches por todas partes, que la compañía de Redmond también quiera entrar no es ninguna sorpresa. A priori, cualquiera diría que llegan demasiado tarde, como ya hicieron en otros mercados. Pero un pequeño análisis de lo que traen y lo que hay alrededor enseguida ofrece esperanza. Quizá aquí Microsoft no lo haya hecho mal.

Dejando a un lado qué es Band y cuáles son sus especificaciones técnicas, Redmond ha tomado una de sus mejores decisiones con la pulsera: es multiplataforma. Es decir, no es necesario tener un Windows Phone para que funcione, sino que se sincroniza también perfectamente con iPhones y con teléfonos Android. Se trata en realidad de la única decisión que podía tomar Microsoft si de verdad quería que su Band conquistase al mercado (Windows Phone está todavía muy por detrás de las otras plataformas móviles), pero no por ello deja de ser acertada.

El otro punto importante en el que Microsft ha dado en el clavo es el de la disponibilidad. El miércoles se filtró información sobre Band, el jueves la compañía confirmó no solo que existía, sino que estaba disponible desde ya. Con esto no solo sitúa a Band como una propuesta más para estas Navidades, sino que además se adelanta a Apple, quedando bastante mejor. El Apple Watch ya no es un rumor, pero ha evolucionado a simple promesa. Existirá, sí, pero en 2015.

¿Más buenas decisiones? Sin duda, el precio. El Apple Watch costará 349 dólares. Band, que en muchos casos recuerda a lo que promete Apple, está a la venta por 199 dólares. La apuesta de Microsoft es agresiva, teniendo claro que si quiere conseguir algo en este mercado tiene que ir a por todas. Pero ¿lo logrará? ¿Llega a tiempo al mercado de los wearables y, sobre todo, tiene futuro este mercado?

Band triunfaría… si los usuarios quisieran wearbles

Y es que el principal problema al que se puede enfrentar Microsoft con su Band no es tanto el de un mercado ya casi saturado en el que hay que luchar contra mucha competencia. El problema es que, si bien los smartwatches y pulseras fitness son ya un habitual en las estanterías de las tiendas de electrónica, de todas las marcas y colores, los usuarios no acaban de verles el atractivo. La mayor parte de los que compran uno, aseguran pasado un año que ya casi no lo usan.

Microsoft quiere que Band rompa esa maldición y sea quien despierte el mercado. Su pulsera de fitness se centra principalmente en la salud e incluye un total de diez sensores: acelerómetro, contador de pasos, de pulsaciones, de rayos UVA, de temperatura, GPS integrado… Este último punto podría ser bastante determinante: los usuarios pueden salir a correr solo con Band, sin tener que llevar el smartphone para luego acceder a la ruta que han hecho. Apple Watch no tiene GPS.

El centro de todo será la nube: la plataforma Health, en la que los usuarios podrán consultar y analizar todos los datos recogidos tanto por Band como por otras apps que utilicen: MapMyFitness, MyFitnessPal o RunKeeper son algunas de las que también se pueden sincronizar. Redmond extraerá información y relaciones entre los datos que pueden resultar interesantes: relación del índice UVA con el estrés, del ejercicio hecho con la temperatura corporal, etc.

La conclusión es que a primera vista (todavía no ha dado tiempo a que surjan problemas) Microsoft lo ha hecho todo bien con su Band, en la que también se recibirán las notificaciones del smartphone. El problema es más del mercado en sí que de la propuesta. ¿Tiene sentido un bueno, bonito y barato para un mercado que quizá haya muerto antes de nacer? En unos meses tendremos la respuesta.

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