Los 8 errores más comunes de emprendedores en sus startups

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Montar una startup no es fácil y casi todos los emprendedores cometen errores. ¿Cuáles son los más habituales?

Montar una startup no es sencillo, especialmente si es la primera vez que lo haces. Entre las expectativas del emprendedor que finalmente se decide a dar un paso más allá con su idea y la realidad de lo que ocurre después puede haber bastantes diferencias. Los errores son inevitables y son, al fin y al cabo, la mejor forma de aprender. Claro que si se pueden evitar habrá menos dolores de cabeza y menos tener que rehacer, repetir, y corregir. Y, sobre todo, se ganará tiempo.

El tiempo es siempre un bien escaso en el mundo de las startups y suele también provocar algunos de los errores más comunes entre los emprendedores. Sentir que le faltan horas al día para hacer todo lo que se tiene que hacer es uno de los problemas clásicos de los emprendedores, que suelen caer en el estrés y el trabajar muchas más horas de las recomendables, siendo incapaces de ver que normalmente un descanso y una buena noche de sueño resultará en un trabajo mucho mejor a la vuelta.

La falta de paciencia es también casi inevitable. Uno empieza su startup con grandes planes e ideas, con esa visión de cómo será todo cuando por fin ese producto o servicio mágico haya llegado al público (y este lo haya abrazado de forma unánime, preguntándose cómo había vivido tanto tiempo sin él), y cada día que pasa sin que ni los clientes potenciales, ni, peor aún, los inversores sean capaces de ver lo que tú ves parece un día que sobra.

El problema de esta falta de paciencia, de haber esperado siempre que todo llegase más rápido, de no haber ni valorado la posibilidad del largo plazo, es que suele acabar produciendo también planes de negocio y previsiones poco realistas. ¿Qué pasa si pasados esos tres meses todavía no has recibido la primera inversión? ¿Cómo empezar a pagar el crédito, a tus empleados, etc.? El contacto con expertos que detecten este tipo de errores básicos es imprescindible, pero entonces llega otro de los clásicos: no aceptar consejos (o aceptarlos todos).

Es muy difícil ser capaz de dar un paso hacia un lado e intentar ver tu propia startup desde fuera, con espíritu crítico y algo objetivo, por lo que suele ser más práctico conseguir feedback externo de personas expertas en emprendimiento y en tu sector en particular. No obstante, es necesario saber mantenerse siempre también en equilibrio: saber cuándo seguir y cuándo no esos consejos. Cometer errores es inevitable, pero es mejor saber cuáles son los más comunes para detectarlos y hacer algo al respecto cuanto antes.

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