Startups, depresión y suicidios: el lado oscuro de la tecnología

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El nuevo suicidio de una emprendedora vuelve a abrir el debate: ¿qué relación hay entre las startups y los trastornos depresivos?

Hace cosa de una semana los titulares volvieron a dar una noticia que sonaba a déjà vu. Una emprendedora, Faigy Mayer, había saltado desde la terraza de un edificio de más de 20 pisos. Tenía 30 años y una startup de desarrollo de apps. Y aunque como siempre se buscaron razones externas para el suicidio (en este caso, su salida de la comunidad judía ultra-ortodoxa en la que creció), fueron también muchos los que apuntaron que no es la primera emprendedora tecnológica que decide acabar con su vida.

Aaron Swartz. Ilya Zhitomirskiy. Ben Sherman. Austen Heinz. Todos ellos, y no son los únicos, tenían en común el haber fundado o cofundado un startup tecnológica. En algunos casos, como Swartz (de Reddit) y Zhitomirskiy (Diaspora), tenían un perfil muy público: eran jóvenes prodigios a los que se había elevado a la altura de genios. Tuvieron dificultades, como la acusación de robo de documentos a Swartz (si se le declaraba culpable se enfrentaba a 25 años de cárcel), o el fracaso de Diaspora en el caso de Zhitomirskiy. Pero ambos optaron por la misma salida: el suicidio.

A raíz de estas muertes se ha empezado a hablar de la relación que existe entre el mundo del emprendimiento y la salud mental: hasta hace poco era un tema tabú, pero ahora cada vez más emprendedores están hablando públicamente sobre su lucha contra la depresión y el haber pasado por momentos en los que la muerte era una buena opción. Ben Huh, dueño de Cheezeburger Network, lo contaba en un post que se hizo viral hace cuatro años, dos semanas después del suicidio de Ilya Zhitomirskiy.

Con 23 años, tras el fracaso de su primera startup, empezó a “descender a una profundidad que nunca había sabido que existía (…). Sabía que las cosas mejorarían, pero había perdido la energía y las ganas para intentarlo”. Finalmente salió de la oscuridad de su habitación y volvió al trabajo, pero durante varios meses la idea del suicidio le siguió pareciendo una de sus opciones.

El caso de Huh no es único. Tras este artículo y otros similares de otros emprendedores, todos se encontraron con la gran sorpresa: la respuesta en forma de mails de muchísimos otros fundadores de startups que luchaban contra sus demonios mentales en silencio. La siguiente pregunta es casi lógica: ¿existe una relación entre la enfermedad mental y el emprendimiento?

¿Son los emprendedores más propensos a la depresión?

Un estudio realizado por el Doctor Michael Freeman y citado por Business Insider llegó a conclusiones bastante preocupantes: en una encuesta entre 250 emprendedores, el 49% admitía tener alguna clase de trastorno psicológico – el 30% depresión, el 29% TDAH, y el 27% ansiedad. Teniendo en cuenta que en la población estadounidense solo un 7% de las personas se reconoce con problemas de salud mental, el porcentaje emprendedor es bastante elevado.

El mundo de las startups es duro y podría ser sencillo sacar conclusiones: los niveles de presión son muy elevados, los emprendedores se juegan mucho y el fracaso está siempre a la vuelta de la esquina. Además, aunque el fracaso sea visto como parte del proceso, no está bien visto hundirse ante él. En un mundo de triunfadores, mostrar cierta vulnerabilidad está casi prohibido. No obstante, hay otro dato que hay que tener en cuenta: el 72% de los emprendedores encuestados tenían historia previa de trastornos psicológicos en su familia o en ellos mismos.

Un artículo aparecido en Inc apunta a otra idea: el tipo de persona que se lanza al emprendimiento comparte rasgos con el tipo de persona con tendencia a tener trastornos psicológicos. Esta tendencia preexistente, sumada al entorno estresante de las startups y el tabú de confesar este tipo de problemas (haciendo que muchos crean que son los únicos deprimidos del mundo startup), hace que alcanzar los extremos más peligrosos sea más sencillo.

Afortunadamente, ahora que se ha abierto el debate y que empieza a estar permitido hablar del tema, son cada vez más los emprendedores que buscan ayuda en vez de sufrir en silencio. Con un poco de suerte, los casos de suicidios entre fundadores de startups serán cada vez menos frecuentes y hablaremos solo de los otros, los que lograron salir y contarlo.

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