La Universidad tiende un puente a los emprendedores

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Un entorno idóneo para poner en marcha exitosas empresas. La UPM recompensa el esfuerzo de cuatro proyectos incipientes con más de 30.000 euros en premios. Más allá de lograr un buen contrato, muchos universitarios pretenden construir su propio futuro y cambiar el mundo con sus ideas. En España existe talento, pero escasean los inversores

Validar proyectos y detectar posibles amenazas en edades muy tempranas supone una de las claves del éxito empresarial. La semana pasada se celebró en la Universidad Politécnica de Madrid el III Foro de Inversión actúaupm y la entrega de los Premios Finales de la X Competición de Creación de Empresas UPM. Tras diez ediciones, en este evento han participado más de 2.200 ideas, se han creado 144 empresas y se han captado fondos de inversión por valor superior a los 28 millones de euros. Arístides Senra, director de Programas de Innovación y Creación de Empresas de la UPM asegura que “la universidad es un entorno perfecto para poner en marcha proyectos de riesgo”.

Los finalistas logran una gran repercusión y visibilidad entre compañías e inversores. Además, reciben una importante cantidad de dinero que invierten en el desarrollo de sus negocios. Un primer premio de 15.000 euros, un segundo de 10.000 euros, un tercero de 5.000 euros y un cuarto premio de 3.000 euros para el mejor proyecto promovido por estudiantes conforman los galardones de esta competición universitaria.

Emprender es una actitud que sale de uno mismo, una forma de vida excitante y complicada. Elegir un ecosistema adecuado, así como rodearse de un buen equipo constituye un eje básico en las estrategias empresariales. Para Rodolfo Carpintier, presidente de DaD (http://www.dad.es/), una incubadora de proyectos de internet, “la universidad es tan buen lugar como otro cualquiera. En ella hay mucha gente a mano donde escoger compañeros de viaje. La mayoría de las empresas fracasan, no solo las startups. El éxito tiene mucho que ver con el equipo, el espacio en que quieran poner a su empresa y el modelo de negocio que desarrollen”.

Las compañías demandan habilidades emprendedoras como tener imaginación, orientación al cliente o consecución de objetivos. Los actuales planes académicos son teóricos y no se ajustan a la realidad laboral. Aun así, Carpintier considera que “las universidades están empezando a entender el rol de los emprendedores. Existen muchas iniciativas, pero todavía son muy incipientes para poder enjuiciar sus resultados”. Los alumnos continúan soñando con lograr un buen contrato en una gran empresa. Sin embargo, son bastantes los que deciden crear su propio futuro e iniciar un proyecto empresarial. Según Senra, “cada año participan en actúaupm más de 1.000 personas. Esto es un indicador de que existe mucho interés”.

Llamar la atención de un business angel (inversor privado) representa una lanzadera en el camino hacia el éxito. “Los inversores no ponen dinero en un papel o en una idea. Les gusta que el proyecto esté orientado a conseguir ventas”, afirma el director de Programas de Innovación y Creación de Empresas  de la UPM. Por su parte, Carpintier revela que “cada emprendedor es un mundo. Muchos son un libro en blanco para el inversor que busca lo que ha sido capaz de conseguir sin recursos antes de la fecha de su presentación”.

La sociedad española empieza a reconocer el valor de los emprendedores, entendidos como personas con mucha iniciativa que generan valor económico. “España es un buen país para iniciar, pero hay que internacionalizar y aspirar al mercado global”, destaca Senra. “En la crisis nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias”, dijo Albert Einstein. En España van apareciendo recursos y hay más gente dispuesta a correr el riesgo. “El tiempo dirá si eso ha producido más y mejores emprendedores”, sentencia Carpintier.

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