Como evidentemente no tenían trajes, Sean se puso una camisa y unos pantalones limpios, mientras que Natalie se puso el mejor traje que llevaba en su maleta. Además alguno de los pasajeros que también estaban atrapados en el hotel, ayudaron a la novia con el maquillaje y el peinado. De igual forma, el hotel puso la tarta, las flores y los globos.
Por otro lado, la webcam que retransmitía la boda, estaba incluida en un portátil y así los familiares y amigos que estaban en el Reino Unido, pudieron ver cómo la pareja emitía sus votos tal y como estaba previsto, gracias a Skype.
Caroline Black, la persona encargar de oficiar la boda desde Londres, comentó: “Ha sido una boda como cualquier otra con la única diferencia de que los novios no estaban aquí delante”. Y es que… cuando todo lo demás falla, ¡por lo menos nos queda Internet! [Sydney Morning Herald via Neatorama] — Fco. José Cañizares.
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