Algo tan simple como colocarse en la barra de dirección y borrar parte de la misma.
La combinación final de letras y números en la URL identifican la web como de pago, pero curiosamente basta con borrarlos a partir del signo de interrogación para acceder a la página completa sin tener que aflojar la mosca.
Tras leer 20 artículos en un mes aparece el aviso de que para continuar leyendo es necesario pasar por caja. Ahí es donde empezamos a buscar el “?” en la URL y procedemos al borrado.
Un agujero de seguridad bastante elemental y que no necesita ni de ingenio ni de tiempo para ser franqueado exitosamente. También es cierto que mientras el anterior personaje sale con su caja de cartón por la puerta es posible que se cruce con otro apresurado empleado al que le hayan aleccionado para solucionar el problema con una sevra admonición final que no le dejará dormir por las noches: “y esta vez no queremos fallos“.
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