Así, al contrario que la mayoría de discos duros externos, en su interior encontramos un disco SSD, lo que permite incrementar la velocidad máxima tanto en lectura como en escritura a la que este disco puede llegar. De hecho, es diez veces más rápido que los discos USB 2.0 y dos veces más rápido que los clásicos discos duros mecánicos de 7200 RPM. Además, sus medidas son bastante reducidas: 11,04 x 6.09 x 0,94 cm mientras que apenas pesa 110 gramos. Sin embargo, todo tiene un coste, y en este disco duro aparece de dos formas. Por un lado, encontramos tres discos según su capacidad: 64, 128 y 256 GB, muy por debajo de los discos duros mecánicos clásicos, pero lo normal en los discos SSD. Y lo mismo pasa con el precio: la versión de 64 GB vale 219 Euros, la de 128 GB, 389 y la de 256 GB, 789. Sin duda, como todo en informática, acabará bajando de precio, pero las novedades se pagan. Ciertamente, en casos como este es cuando viene bien decir aquello de: “El tiempo (de acceso) es oro”. [Iomega] — Fco. José Cañizares.
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