El rendimiento del iPhone5 [Exclusiva: prueba a fondo, parte II]

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En todo aparato electrónico, especialmente en un smartphone que llevamos con nosotros durante todo el día y del que esperamos nos dé muchos más servicios que poder hablar por teléfono, lo primero que deberíamos tener en cuenta es si realmente podremos estar todo el día alejados de un enchufe.

Hablamos de teléfonos inteligentes, con pantallas de gran tamaño (sin dudas, el mayor responsable del consumo de energía), con múltiples funciones que demandan esfuerzo del procesador y, por encima de todo, conectividad.

Mientras se logra una mayor eficiencia energética, baterías de tamaño más reducido pero que mantengan el aporte de carga, componentes que pidan menos “gasolina” y demás no queda otra que ser cauteloso con la configuración y el uso de nuestro terminal.

Y en el caso del iPhone5 (como en el de otros muchos smartphones, claro) no podemos hablar de bajo consumo. De hecho los primeros días, hasta dar con la configuración adecuada y (de esto hablamos más adelante) efectuar una actualización del SO, el terminal no pasaba muchas horas sin un uso intensivo antes de bajar peligrosamente su autonomía.

La actualización de iOS6 que llegaba con el iPhone5 permitió que algunas unidades (entre las que se encontraba la que hemos probado) experimentasen una mejora en la gestión del consumo de la batería. Consultados otros usuarios previamente a la actualización del SO pudimos comprobar que era más una excepción que la regla y sólo se trataba de unas pocas unidades las que se veían afectadas por este misterioso consumo imparable que, felizmente, pudo ser solucionado.

Con todo los primeros días, y recordando que el iPhone5 prescinde del Dock Connector en beneficion del nuevo conector Lightning, obligaba a moverse con este cable permanentemente en el bolsillo. Si el consumo era exagerado y ante la novedad del conector resultaba difícil, (por no decir imposible) poder encontrar algún cable Lightning que nos pudiesen prestar para cargar de manera que lo más sencillo (aunque engorroso) era llevar nuestro propio cable para poder efectuar una carga de emergencia fuera de casa… con el consiguiente riesgo de extraviar el cable y terminar de liarla parda.

Algo que drena considerablemente la energía es todo lo que tiene que ver con notificaciones y conexiones automáticas (por no hablar del plan de datos) de manera que pronto hubo que configurar el terminal para evitar que contínuamente estuviera conectándose a la red de datos y prescindir en lo posible de notificaciones automáticas de mail, redes sociales y demás hierbas. Avisados quedáis los aficionados al Whatsapp y compañía.

También mantener en la pantalla un alto nivel de brillo (y recordemos que en el iPhone5 la pantalla es más grande) resulta poco amigo del ahorro energético así que recomendamos ajustar este en torno a un 25% para el uso habitual… siempre podremos aumentarlo o disminuirlo manualmente en función de la situación lumínica ambiente.

Es importante tener esto en cuenta porque no olvidemos que el nuevo smartphone de Apple cuenta con el chip A6, más potente pero también algo más gastón en cuanto a recursos que el anterior A5 del iPhone4S. Esto se especialmente relevante en aplicaciones que “tiren” mucho del procesador como los juegos más exigentes.

Lo que nos costará, salvo ir a buscarle realmente las cosquillas, es poner en aprietos al terminal, que se muestra rápido y fluido en la ejecución de aplicaciones, saltos entre los menús, manejo de fotografías de gran tamaño o vídeos. Nada parece capaz de hacer que se atragante y en este mes de uso intensivo si alguna vez ha habido algún fallo se ha saldado con el cierre de una aplicación que se hubiese quedado “frita” y que ha vuelto a la vida de nuevo en cuanto se ha vuelto a pulsar sobre el icono de la mismas pero hasta la fecha ni una sola vez el terminal se ha colgado.

Una de las pruebas a las que hemos sometido al iPhone5, además de empezar a abrir todas las aplicaciones posibles, ha pasado por dejar algunas de ellas funcionando “en paralelo”. Para ello, además del controvertido Mapas (a continuación nos referiremos al mismo) dejamos abiertas tres conocidas apps para deportistas a fin de soslayar la “multitarea alternativa” y que realmente todas esas aplicaciones estuviesen trabajando al mismo tiempo al buscar que todas fuesen trazando la ruta recorrida.

Tras dos horas de uso en que cuatro aplicaciones distintas accedían al GPS y señalaban la ruta no hubo el menor problema, ni siquiera cuando algunas de ellas emitían mensajes o alertas de tiempo o kilómetros alcanzados porque curiosamente las cuatro ofrecieron medidas ligeramente distintas con lo que no sonaban al mismo tiempo dichas alertas.

Estamos hablando de un uso medio del terminal, con aplicaciones habituales instaladas, sin efectuar edición de vídeo o de fotografías que puedan presentar exigencias notables, como pueden ser las imágenes ultrapanorámicas que es capaz de capturar el iPhone5, pero sin llegar a extremos a los que quizá nunca llegue un gran número de usuarios no ha existido ninguna contingencia digna de reseñar en cuanto a fallos de rendimiento, aunque también hemos de constatar que la experiencia ha sido parecida con otros terminales de gama alta de otras marcas. Por fortuna hemos llegado a un estado de desarrollo de los smartphones en que sería necesario acudir a un benchmark muy exigente para establecer las diferencias de rendimiento entre dispositivos equivalentes, siendo para el usuario “normal” casi indetectable estas sutiles diferencias.

Mañana continuaremos aquí en Itespresso el repaso a esta prueba de un mes con el iPhone5 hablando de dos de las novedades que trae consigo: el conector Lightning y los auriculares EarPod.

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