En busca de confianza: cómo Facebook empezó a hablar de “anonimato”

Si se piensa en todo esto con una perspectiva temporal amplia, es fácil imaginar un campo de tenis en el que la pelota va de una dirección a otra. Hace unos años (muchos ya), una de las cosas que prometía Internet era el anonimato. Los chats se llenaban de gente con alias, nunca nombres reales, que escogían qué contar acerca de sí mismos. Muchos usuarios decían la verdad, otros aprovechaban para ser personas totalmente distintas. Entonces llegaron Facebook y Google y la pelota cambió de campo: utilizar el nombre real siempre. Una identidad que te persigue hagas lo que hagas en la red. Estaba claro que esto no iba a ser sostenible.

El éxito de apps como Snapchat o Whisper es la prueba de que los usuarios no están precisamente cómodos con eso de ir siempre con su identidad real por delante. Hay momentos en los que no pasa nada, incluso en los que la situación es preferible. Pero en otros se echa de menos la promesa del Internet de antaño, en el que la posibilidad de anonimato era algo real. Facebook, la gran defensora de utilizar nombres reales y compartir públicamente el mayor número de cosas posible, parece haber captado el mensaje.

Hace solo unos meses, unos días incluso, imaginar a Mark Zuckerberg diciendo en una misma frase las palabras “login” y “anónimo” parecía una paradoja (ya simplemente imaginar la palabra “anonimato” salir de su boca parecía imposible). Pero el CEO de Facebook lo hizo en la conferencia para desarrolladores, F8, que se celebró esta semana. Y no, no significa que se pueda entrar en Facebook de forma anónima (sería el sueño de muchos, ¿no?). Significa que los usuarios podrán conectarse vía Facebook con apps de terceros sin compartir con ellas todo lo que tienen en su cuenta.

La idea está clara: hacer que la gente confíe más en el botón azul que aparece cuando uno va a registrarse en un nuevo servicio (desde otra red social hasta revistas online, pasando por páginas de cualquier tipo que necesitan un registro). La idea de hacerlo solo a través de un botón fue siempre atractiva, ya que evita tener que rellenar formularios y pensar nuevas contraseñas, pero el aviso que aparece después, el de todo lo que vas a compartir con esa app, hace que muchos usuarios opten por registrarse a la vieja usanza. ¿Se convertirá ahora en Facebook en una especie de llave universal para Internet?

Poniendo a los usuarios por delante

Mark Zuckerberg explicó que lo que quieren con esta nueva forma de “registro anónimo” es dar a los usuarios más control sobre sus datos y la información que comparten. No se trata de nada nuevo, el CEO de Facebook habla desde hace mucho tiempo de lo importante que es para la red social lograr que sus usuarios tengan ese control (y, más importante, sientan que lo tienen), parece la historia de siempre. Pero aquí, por primera vez, hay algo distinto, como si de pronto ese control fuese a ser más real. Pero ¿qué opinan los desarrolladores de apps de terceros de todo esto?

Facebook no pierde nada. Ellos siguen teniendo toda la información, sabiendo incluso las apps de terceros que los usuarios usan a través de su plataforma. Los que pierden, al menos a priori, son las aplicaciones que antes tenían acceso a todo lo que el usuario había compartido en Facebook (su perfil, lista de amigos, gustos, etc) y que ahora quedan en manos de lo que el usuario decida. ¿No enfadará esto a los desarrolladores? ¿Y si se van en masa al otro login universal, el de Google+?

Mark Zuckerberg explicó en una entrevista en Wired que este no es un tema que le preocupe. “En el caso de los login, algunas de las cosas que hacemos puede que añadan algo de fricción a la experiencia, al dar a los usuarios la oportunidad de no compartir ciertas cosas con las apps. Esto significa que los desarrolladores tendrán que adaptarse. Con el tiempo, hacer que la gente confíe en el botón azul de entrar con Facebook será también algo bueno para los desarrolladores”.

Ahora que Facebook parece estar entrando en la madurez, el largo plazo es su juego principal. La compra de Oculus, su estrategia de apps autónomas, la búsqueda de confianza en el botón azul… Hasta su motto ha cambiado. Ya no quieren “moverse rápido y romper cosas”. Ahora buscan “moverse rápido”, sí, pero con “una infraestructura estable”. Parece que la red social ha dejado su loca juventud atrás. ¿Lo entenderán los usuarios? ¿Seguirá siendo atractiva? El tiempo dirá si la estrategia es buena o si Facebook debería haber muerto joven.

Ana Bulnes

Periodista fascinada por el mundo, la tecnología, los libros, las series y la música. Puedes seguirme en Twitter, Facebook e Instagram.

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