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Idea Foster, un lugar donde cualquier idea puede convertirse en startup

Cualquiera puede tener buenas ideas, sin embargo, no todo el mundo es capaz de darles forma y transmutarlas en un negocio. Para reducir la distancia entre la fase de creatividad e innovación y la de gestión empresarial ha surgido Idea Foster, una iniciativa liderada por Pau García-Milá, creador del escritorio virtual EyeOS y la red social Bananity.

Idea Foster ha sido definida por sus creadores como “la primera materializadora de ideas de Europa”. Su función no es juzgar las ideas que les llegan, sino transformarlas en proyectos. Para ello, disponen de una red de empresas asociadas que trabajan en todo tipo de sectores dentro de la industria TIC: diseño gráfico, usabilidad, programación web y de apps, aspectos legales, financieros, etc. Se trata de un Ideo en versión comunitaria pensado para ideas tecnológicas.

De momento, cuentan con 40 partners dedicados a diferentes ámbitos, con perfiles muy especializados y verticales. García-Milá asegura que se trata de “auténticas perlas que hemos ido seleccionando y encontrando” que suponen los mejores de cada área y cada ciudad. Esperan que esto número crezca, pero no demasiado, ya que prefieren tener socios de confianza y que funcionen bien. Será muy importante el feedback que den los emprendedores sobre estas empresas asociadas, ya que hará que se ubiquen más arriba o abajo en un ranking. Una mejor posición en esta lista supondrá acceder a más proyectos.

Idea Foster ejerce como una especie de consultora que envía a los interesados un presupuesto dependiendo de lo que quieran, les proporciona guía y orientación y les da pautas sobre las áreas que deben hacer de forma obligatoria, aquellas que deben mejorar y esas con las que irían realmente bien en una especie de gráfico de colores.

“Buscamos los mejores precios por ellos. En el caso de montar algo, lo que conseguimos es minimizar ese riesgo inicial de emprender y hacer que la gente no se tire a la piscina”, comenta el joven emprendedor.

La materializadora nace con vocación internacional y una decena de personas en plantilla. La iniciativa se ha lanzado casi de manera simultánea en Barcelona, Madrid y Guadalajara (México). En este último país tiene el apoyo de Canieti (Cámara Nacional de la Industria Electrónica de Telecomunicaciones y Tecnologías de la Información), con más de 600 socios. A medio plazo no descartan salir en otros países y abrir más oficinas.

Para demostrar la efectividad de Idea Foster, la propia Idea Foster ha nacido gracias a su propio método, constituyéndose con el apoyo de sus distintos partners.

De la idea (Foster) al proyecto

García-Milá cuenta que la iniciativa surgió de un programa de radio llamado ‘En venta’, dedicado al mundo de los emprendedores. Después de 300 programas de radio a sus espaldas hablando con gente de todo tipo de negocios y tras un cierre inmediato de la emisora, pensaron que habían identificado muchos de los miedos que tenían todas aquellas personas interesadas en

“No estamos tan lejos de EE.UU a nivel de ideas, pero sí en cuanto a personas emprendedoras. Allí el número de personas que empiezan más de un proyecto en su vida es más del 55%, pero en España esa cifra solo es del 25%. Queremos reducir esa diferencia”, señala Pau.

Idea Foster cuenta con el respaldo económico de ING Direct, algo que el propio Pau comenta que no es muy habitual en España, pero que le ha servido para romper los tópicos que se había creado sobre el desinterés de estas sociedades en proyectos aún no consolidados. “Esto encaja muy bien con lo que estamos intentando hacer en ING. Hacerle la vida más sencilla a la gente. Ayudar a los emprendedores más allá de lo puramente bancario”, han explicado Miguel San Pablo, director general de Negocios de la entidad financiera, quien ha insistido en su compromiso con la sociedad española y las pequeñas empresas.

El modelo de negocio de Idea Foster es cobrar por cada proyecto que se pone en marcha, no por dar presupuestos. La materializadora se lleva una parte de lo que sus empresas asociadas deciden cobrar a los clientes interesados cuando se da un servicio. Si los emprendedores deciden seguir trabajando con esos proveedores después, no les piden nada, es decir, no cobran por el networking.

Alberto Payo

Redactor jefe de ITespresso.es. Comunicador audiovisual y periodista digital desde hace más de una década y tecnológico desde hace casi 7 años. Dentro de las TIC, interesado por la movilidad, las startups, los emprendedores y las apps. Fuera de ellas, aficionado al cine, la fotografía, los cómics, los viajes y los monólogos.

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