I+D+i: la fórmula que permite a las empresas avanzar hacia el éxito

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Asier Ortiz, gerente de Investigación y Desarrollo de Lantek, explica la importancia de contar con un buen plan de I+D en una compañía tecnológica.

Las actividades relacionadas con la investigación, el desarrollo y la innovación (I+D+i) han tenido siempre un papel protagonista en el mundo empresarial, siendo éste crítico en algunos sectores como es el de la tecnología. Sin embargo, parece que en los momentos en los que la situación económica no es tan favorable, es cuando las empresas toman más conciencia de su importancia. Contar con programas y estrategias de I+D+i no sólo se ha demostrado que es rentable, sino que podríamos ir más allá y afirmar que es algo indispensable para todas aquellos negocios que quieran sobrevivir y ser competitivos, adaptándose a los cambios impuestos tanto por la economía como por la globalización de los mercados.

Estamos ante el reto de ser innovadores y de hacer más con menos. Esto supone que debemos ser más eficientes y productivos, así como reducir los costes. A esto se suma otro desafío: buscar una ventaja competitiva diferenciadora que contribuya tanto a asegurar la supervivencia durante un período de incertidumbre como el actual, como que permita que la corporación salga reforzada. Esta tesitura pone de manifiesto, una vez, más que el binomio tecnología-innovación se erige como uno de los ingredientes esenciales en la fórmula que ayuda a minimizar el posible impacto de la crisis en la empresa y permite incrementar la competitividad.

Hablar de innovación es hablar de una actitud, de una forma de actuar que permite a las entidades que la practican desarrollar valores y actitudes que potencien ideas y cambios, los cuales se traducen su vez en mejoras que van más allá de la excelencia empresarial.

Para las empresas el I+D+i es la herramienta básica o el motor que permite disponer de productos actuales y evolutivamente preparados para cubrir las necesidades del cliente. Esto exige una actividad de análisis y estudio continuado del mercado que permitirá a la empresa poder situarse un paso por delante para, de este modo, crear tendencias y disponer de soluciones eficaces que resuelvan la problemática de la demanda.

Las actividades de I+D+i no pueden entenderse como un  elemento aislado del trabajo del día a día, o como un proceso paralelo del resto de procesos de la empresa, sino que más bien, deben percibirse como el proceso que está a la escucha, y cuya entrada de información suele proceder de otros canales como pueden ser el resto de procesos (compras, ventas, soporte de clientes, etc.). En cualquier área puede surgir la “chispa” de un campo a investigar y desarrollar para paliar un problema, resolver una situación cuya solución hasta el momento no había sido encontrada, o una idea que surja a partir de una acción cotidiana. Por supuesto existen otros procesos en I+D+i que son fruto de la investigación diaria y de la búsqueda de aplicaciones para avances técnicos o tecnológicos.

La ventaja de contar con una estrategia de I+D+i que permita tener los procesos definidos y considerados como algo natural, es que permite a la organización estar preparada para hacer frente a cualquier circunstancia que requiera que el nivel más alto de desarrollo conseguido hasta ese momento evolucione hacia una situación hasta entonces desconocida que de cara a alcanzar la excelencia.

Hablar de apostar por el I+D+i quizá no es la expresión más apropiada para algunas empresas. Sería más apropiado u oportuno hablar de que las organizaciones son conscientes de la importancia de contar con una estrategia de I+D+i abierta y alineada con la estrategia corporativa y que, por supuesto, disponen de una. También deben tener asumida la idea de la colaboración, ya sea interna entre todos los departamentos de la empresa, como externa, con otras compañías e incluso con los propios clientes.

Aquí está la clave para poder mantenerse en el mercado, sobre todo si se trata de empresas tecnológicas, pues cuando se cuenta con un producto que te “obliga” a trabajar en su desarrollo para que no se quede obsoleto, provoca que sea primordial la investigación y que, para diferenciarlo de otros, se utilice la innovación como ruptura con lo ya definido, provocando un nuevo estado de excelencia que permita tener una situación de liderazgo en el mercado y, por tanto, mayores garantías de éxito.