Tras un segundo trimestre en el que superó todas las expectativas al conseguir cifras que los situaron ante los mejores tres meses de su historia, Intel se ha visto obligado a dejar el optimismo algo de lado para el tercer trimestre, y ha bajado las previsiones.
Las expectativas iniciales de ingresos estaban entre los 11.200 y los 12.000 millones de dólares, que han sido rebajados a unos 11.000 millones, “200 millones arriba o abajo”.
La razón detrás de esta bajada es la caída sufrida por la demanda de ordenadores domésticos, lo que hará que la compañía sume menos ingresos de los pensados para este trimestre. De todas formas, muchos analistas creen que esto se verá compensado por la demanda corporativa, al ser septiembre el momento en el que muchas empresas deciden renovar sus ordenadores.
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