Categories: CloudEmpresas

Internet, la nueva garganta profunda

Hasta hace unos años, los casos de corrupción a más alta escala solían destaparse por unos teléfonos que se pinchaban, unos documentos que se traspapelaban o unas bolsas de basura llenas de billetes que aparecían escondidas en los armarios. Aunque todo eso continúa a la orden del día, Internet ha irrumpido como uno de los lugares más propicios para encontrar pruebas inculpatorias.

El Caso Noós es tal vez el mejor ejemplo de las múltiples huellas que la corrupción puede dejar en una cuenta de correo electrónico. Guardados en un disco duro de 500 gigas, Diego Torres, el ex socio de Iñaki Urdangarin, conserva numerosos e-mails comprometedores que se intercambió durante años con el duque de Palma, de los que apenas unos 70 han sido entregados al juez que instruye el caso y filtrados a la prensa.

Este ejemplo no es, ni mucho menos, el único. Numerosos apéndices del Caso Gürtel se han destapado a través de correos electrónicos. Por ejemplo, que Francisco Correa pudo pagar a Interglobo dos celebraciones de cumpleaños en casa de la ministra Ana Mato. O que el festival Summercase de 2006 en Boadilla del Monte pudo ser diseñado por empresas implicadas en la trama.

Pero lo último que se ha sabido respecto al Caso Noós es que los abogados de Urdangarin han pedido la impugnación de los correos aportados por Torres, al entender que incurren en un delito de revelación de secretos. En este sentido, conviene destacar que las pruebas aportadas en un juicio pueden declararse nulas si se consideran ilícitas, es decir, si para obtener dichas pruebas se ha vulnerado un derecho fundamental (normalmente, el de respeto a la intimidad o el de secreto de las comunicaciones).

En este sentido, Samuel Parra, socio de ePrivacidad, explica que “el Tribunal Constitucional viene a decir que si uno es interlocutor de la conversación no se vulnera el derecho relativo al secreto de las comunicaciones, a no ser que la conversación también esté protegida por el derecho a la intimidad”, doctrina que se está aplicando  tanto a las conversaciones telefónicas como a los mensajes de correo electrónico o SMS.

Por tanto, en el Caso Noós hay correos que sí podrían llegar a utilizarse como prueba (aunque de momento el juez José Castro no lo ha estimado necesario) y otros que no: aquellos en los que tanto el remitente como el destinatario son personas distintas a quien aporta la prueba (Diego Torres), por ejemplo, las conversaciones entre Iñaki Urdangarin y Corinna zu Sayn Wittgenstein, la amiga del Rey.

Page: 1 2 3 4

Rubén G. López

Recent Posts

Google paga 5.000 millones de dólares para resolver una demanda colectiva

Los usuarios denunciaban que la compañía los había rastreado incluso cuando usaban el modo privado…

4 meses ago

Las pymes valencianas pueden optar a ayudas de 5,5 millones de euros por proyectos de I+D

El Instituto Valenciano de Competitividad Empresarial financiará aquellas iniciativas que puedan solucionar incertidumbres científicas o…

4 meses ago

La guerra entre Israel y Gaza no acobarda a los inversores extranjeros de startups

Solo en el cuarto trimestre las empresas emergentes del país han levantado 1.500 millones de…

4 meses ago

Navarra ya cuenta con más de 80 startups

La región tiene 13 scaleups y destaca por sus empresas emergentes de salud y agrotech.

4 meses ago

Las startups valencianas progresaron adecuadamente en 2023

Valencia ha atraído en el primer semestre del año 30 millones de euros de inversión…

4 meses ago

El New York Times acusa a Open AI y Microsoft de infringir sus derechos de autor

El diario estadounidense demanda a las dos compañías tecnológicas por haber usado sus contenidos para…

4 meses ago