Japón parece que tiene más cabeza y a diferencia de sentirse orgulloso se muestra más bien avergonzado por este hecho y no suele hablar mucho de este tema, aunque lo suyo sería que lo abolieran.
Existen 7 salas en todo Japón, que son como las que se ven en las fotos. Cuenta con una capilla con un Buddha para que los condenados recen por última vez, una sala donde se realiza el ahorcamiento y otra sala donde los oficiales visionan la ejecución.
Por última hay una pequeña sala donde 3 guardias accionan cada uno un botón, siendo únicamente uno de ellos, aunque nunca se da a conocer cual, el que acciona la trampilla por la que cae el prisionero con las esposas puestas, los ojos vendados y la soga al cuello.
Esperemos que la próxima vez que hablemos de este tema sea para decir que estas salas se han tenido que cerrar porque ya no se van a usar más.— :Dani Burón [NY Times]
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