Knights of Honor

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Mezcla de batallas en tiempo real y alaboradas tácticas palaciegas en el Medievo.

Tenemos ante nosotros uno de esos juegos híbridos que buscan el beneplácito de los amantes de la estrategia que no terminan de cogerle el gusto a los turnos. En Knights of Honor encarnaremos al rey de una de las 150 provincias europeas de la Edad Media en su camino de ser el emperador absoluto del Viejo Continente.

El juego puede dividirse en tres partes diferentes. Por un lado tenemos la gestión interna de nuestro reino, al más puro estilo de Civilization III pero en tiempo real, donde tendremos que decidir cómo invertimos nuestro tesoro (construir edificios para la guerra, aumentar la producción de trigo o edificar una catedral para impulsar la creación de puntos de piedad). En esta vista, que será la principal, será en la que controlaremos a nuestros caballeros, que serán los encargados de comandar nuestras tropas si los convertimos en mariscales, de inflitrarse en la corte enemiga como espías o de potenciar la religión en forma de monjes. Cada uno de los caballeros tiene características distintas e irá consiguiendo puntos de experiencia a base de luchar en las batallas. En esta vista también invadiremos países y atacaremos ciudades.

Otra de las partes de juego es la diplomática. En ella podremos firmar acuerdos comerciales, de no agresión o alianzas con otros países, así como arreglar un matrimonio. Por último, no podían faltar las batallas en tiempo real, donde podremos dejar a la máquina que luche por nosotros o comandar las tropas al estilo Medieval: Total War.

Con una representación gráfica vistosa, pero en 2D, el juego salva el tipo sin destacar en ningún apartado. La música sí es épica y las voces de los personajes seráin perfectas si hubieran sido traducidas al español.