La tecnología nos suena a chino

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Los ordenadores y smartphones del gigante asiático inundan los mercados de todo el mundo, mientras Beijing endurece el control sobre Internet y coquetea con grandes firmas occidentales.

Del colaboracionismo al enfrentamiento

La obsesión del Gobierno chino por controlar toda lo relacionado con las nuevas tecnologías no ha logrado, sin embargo, frenar el deseo de la creciente clase media del país por hacerse con los últimos dispositivos procedentes de Occidente. Tan es así, que Apple tuvo que suspender recientemente el lanzamiento del nuevo iPhone 4S, ante el temor de que un posible colapso en sus tiendas de Beijing y Shanghai pusiera en peligro la integridad de sus clientes y empleados.

Precisamente Apple es uno de los gigantes tecnológicos que mejor relación mantiene con el régimen, entre otros motivos porque es allí donde fabrica la mayor parte de sus dispositivos. En este sentido, muchos han criticado las pésimas condiciones en las que trabajan los empleados de las factorías de la firma de la manzana, que incluyen turnos de hasta 12 horas, la residencia en las propias fábricas y la total disponibilidad durante las 24 horas del día para hacer frente a cualquier imprevisto, algo imposible de conseguir en cualquier otra parte del mundo.

Recientemente, un documental difundido en Occidente mostraba estas y otras realidades, tras analizar el funcionamiento de la firma taiwanesa Foxconn, en cuyas 13 factorías chinas se montan los productos de Apple, así como los de Intel, Microsoft, Sony, Asus, Nintendo, Motorola o Nokia. Según dicho reportaje, Foxconn ha registrado hasta 18 suicidios durante los dos últimos años, así como graves acusaciones sobre la contaminación de sus instalaciones o las infrahumanas condiciones de sus trabajadores.

Las vergüenzas exhibidas en el vídeo también salpicaban a Microsoft, otro gigante estadounidense que mantiene un idilio dorado con la dictadura china desde hace ya varios años. Para ganarse la confianza de Beijing, la compañía dirigida por Bill Gates, cuyo sistema operativo Windows es hoy líder absoluto en el gigante asiático, tuvo que abrir un laboratorio de innovación en la capital china a mediados de los 90, así como aprobar un plan para fomentar la innovación y el conocimiento en el país y compartir con el régimen el código fuente de Windows. Más recientemente, Microsoft ha alcanzado un acuerdo con el buscador estatal Baidu para que utilice el programa Bing, con el objetivo de ampliar sus servicios en inglés.

Sin embargo, hay otras firmas que no han pasado por el aro del control estatal. La más destacable es sin ninguna duda Google, cuyos problemas con el régimen la llevaron a abandonar el país allá por 2010, redirigiendo sus búsquedas a otra página radicada en Hong Kong, escapando así de los filtros de la censura china. Como respuesta, el buscador ha sido acusado de violar las leyes tributarias del país y ha sufrido ataques a su servicio de correo electrónico, Gmail, aunque el Gobierno chino siempre ha negado estar detrás de dichos actos de ciberterrorismo. Pese a todo, Beijing no ha conseguido doblegar a su principal enemigo, que acapara el 19,2% de las búsquedas del país, por el 75,8% de Baidu.

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