Europa le ha declarado la guerra a la ciberdelincuencia, para lo que lleva meses embarcado en un gran proyecto de endurecimiento de penas e intensificación de las medidas preventivas. Las últimas propuestas, presentadas por la comisaria de Interior, Cecilia Malmström, y la comisaria de la Agenda Digital, Neelie Kroes, contemplan una elevación de las penas de cárcel.
Así, los ciberdelicuentes que accedan a un sistema o interfieran en el mismo de forma ilegal, podrían enfrentarse a penas de entre 2 y 5 años de prisión, según lo propuesto por ambas comisarias.
Otra medida consiste en el refuerzo de la cooperación en los ámbitos judicial y policial, creando una estructura permanente que respondería a urgencias durante las 24 horas del día y obligaría a los Estados miembro a ofrecer su ayuda de forma rápida en casos de ataques informáticos.
Malmström justificó la dureza de las medidas asegurando que los ordenadores de cualquier usuario pueden ser utilizados “con otros para bloquear cuentas bancarias, desviar dinero o hacerse con información confidencial”, dejando claro que la ciberdelincuencia “no es ciencia ficción”.
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