Las 10 razones por las que los empleados de Apple estén descontentos

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La información procede del exhaustivo análisis efectuado por Glassdoor, una web que “disecciona” cuestionarios de empleados de miles de empresas que de forma anónima expresan sus quejas sobre su lugar de trabajo.

En concreto en el caso de Apple las quejas más frecuentes son las siguientes.

En primer lugar el nivel de secretismo es tan alto que llega a dificultar el propio desempeño del trabajo. Tareas que hay que hacer por duplicado o sorpresivas alteraciones en el calendario de trabajo la dificultad añadida de coordinar a grupos estancos que no gozan de amplia libertad de comunicación por ese mismo sigilo con que desarrollan sus tareas.

Una de las quejas se dirige al departamento de recursos humanos, cuyas sesiones de evaluación resultan interminables, aunque explicaría otra gran queja, la absoluta inflexibilidad con el menor atisbo de mediocridad. En Apple sólo quieren lo mejor de lo mejor de lo mejor de lo mejor, y todo lo que baje de ese nivel está condenado a (como literalmente manifiestan algunos empleados de Cupertino) “terminar en Google”.

Si en ocasiones hemos visto cómo las sedes de Google o Facebook casi parecen un parque de atracciones con toboganes para bajar de una planta a otra, futbolines o mesas de ping pong a disposición de los empleados y demás, en Apple el único incentivo parece ser el de estar participando en la creación de productos y tecnologías capaces de mejorar la vida de las personas.

Tampoco ayuda en nada la tradicional “política de empresa” de no reconocer la autoría de las buenas ideas. En Apple nadie se sorprende ya de que una idea brillante, rechazada en un primer momento, termine apareciendo más tarde atribuyéndosela otra persona, algo que desde tiempo atrás ponía en práctica el propio Steve Jobs y que ahora se ha convertido en un comportamiento generalizado.

Olvídate de ese concepto de la conciliación de la vida familiar y laboral. Tu vida personal fuera de Cupertino es irrelevante. El reloj no conoce de horas de asueto y los sábados y los domingos no se diferencian en nada de un miércoles o un lunes. Derivado tal vez de ese elevado nivel de exigencia en la calificación de los trabajadores, muchos se quejan de tener que convivir con compañeros insoportablemente arrogantes, demasiado autoconscientes de su superioridad.

Tampoco ayuda mucho a generar un buen ambiente de trabajo la progresiva y creciente burocratización en que se está viendo inmersa la empresa. Esto parece haberse incrementado especialmente tras el fallecimiento de Steve Jobs tan el punto de que en algunas divisiones de la compañía casi se habla de entorpecimiento del normal curso de trabajo por la incesante intervención de un cuerpo en aumento de burócratas.

Inexplicablemente la promoción interna es algo casi utópico y además olvídate de aumentos de sueldo. No importa lo duro que trabajes, no parece haber una recompensa a los denodados esfuerzos de los empleados que, además, tienen que ver como los cargos directivos son frecuentemente ocupados por contratados externos provenientes de otras empresas en las que han alcanzado el éxito o que, directamente, Apple adquiere soltando además una buena pasta. En este sentido es también preocupante la fragilidad del rango medio de cargos directivos cuya ausencia de solidez podría comprometer el futuro de la empresa.

Y aunque en algunos casos hay determinados puestos que sí tienen unos sueldos enjundiosos parece ser que, comparados con la media de empresas similares, los sueldos en Apple no son nada sustanciosos.

Pero con todo y con eso algo parece tener la manzana cuando tantos quieren morderla. -[Glassdoor]

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