Una vez superada la adicción al maiz tras-génico (sí, sin una N entre la S y la G, lo sé, es un chiste malo) podemos darnos un baño con un patito S&M, pasar un ratico goloso con un bastoncillo de dulce de Navidad o incluso atrevernos a ser acariciados por un escorpión.
Da un poco de grima así de primeras, pero seguro que si le das una oportunidad ese bichejo te proporcionará un buen rato de diversión. Es cuestión de atreverse a probar. Luego ya si te sientes como un desesperado cowboy solitario perdido en medio del desierto del Far West te puedes plantear tener un acercamiento a un suave cactus con púas tiernas… todo vibrante, claro, y con colores de fantasía.
Seguro que con estas y otras propuestas que puedes encontrar en el interesante reportaje de Holy Taco tus noches solitarias tendrán un nuevo aliciente y quizá hasta se te ocurra algo divertido que regalar. ─Antonio Rentero [Holy Taco]
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