Sí, porque la “tactilidad” de la pantalla es la única novedad con respecto a su predecesor, aparte de pesar 181 gramos más y tener 2,8 milímetros más de espesor, dejándolo con un total de 1.542 gramos y 20,8 milímetros. No está nada mal.
El resto de especificaciones son las mismas: pantalla de 14″ 1.600 x 900, 3G, Ivi Bridge, Intel HD 4000, disco duro de 180GB SSD, 8 GB de RAM, lector de huellas digitales, bluetooth 4.0…
Si es que hasta el precio se mantiene, o al menos así ocurre en EEUU donde tiene un precio de 1.399 dólares y haciendo que el X1 sin pantalla táctil baje a 1.249.
¿Merecen la pena esos 150 dólares de más y su aumento de peso y espesor? Yo creo que sí, ya que aunque una pantalla táctil resulta más pesada de usar en un portátil y no puede sustituir la eficiencia y comodidad de un touchpad, hay veces que tiene ventajas.
Además combinada con el teclado, joystick especial de Lenovo y el touchpad de toda la vida se tiene un sistema de control muy completo como el del x220t. La pena es que no se pueda girar la pantalla y que no venga con stylus. [TheInquirer]
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