En el invento, la vaca se sitúa sobre la mencionada cinta y, si no empezase a andar, se caería para atrás. Sin embargo, las ganas de la vaca para evitar que esto suceda (y una caja en donde hay comida para vacas, situada oportunamente enfrente de su boca) harán que la cinta comience a moverse. Por tanto, la cinta, conectada a un generador cuya tecnología es similar a la de la dinamo de una bicicleta o de un molino de energía eólica, genera la deseada electricidad.
Se estima que, mediante esta invención, una sola vaca es capaz de generar unos 2 kilowatios, más que suficiente para abastecer a 4 máquinas de ordeñar. Dicho de otra forma: una granja de unas 50 vacas podría generar en 3 años el equivalente a unos 75.000 Euros de electricidad. Por otro lado, el propio inventor piensa que el ejercicio puede ayudar a reducir las emisiones de metano de las vacas. Y, por si todo esto fuera poco, recientes investigaciones indican que las vacas que hacen ejercicio producen más leche que las que no. [PopSci] — Fco. José Cañizares.
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