Por unos 3.200 euros, a los pacientes se les retiran las células grasas del abdomen y se las convierte en un cultivo de células madre (si tengo algún campo, no es éste, así que supongo que será posible), que se les inyecta en la cara para rejuvenecer con más futuro que el Botox. Liposucción y belleza facial, todo en uno. Pensando en ello, puedo entender la polémica en torno a las células embrionarias, pero… ¿qué problema hay con usar tu propia grasa? ¿Serviría esto para el Parkinson? — Rafa M. Claudín [Cityweekend Beijing]
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