Press release

Informe especial de la AIE: La senda hacia el objetivo crítico y extraordinario de eliminar las emisiones netas para 2050 es difícil, pero aporta enormes beneficios

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Según la Agencia Internacional de la Energía, en un informe especial publicado hoy, el mundo dispone de los medios necesarios para construir un sector energético global que opere a cero emisiones netas en 2050, pero el margen es estrecho y requiere una transformación sin precedentes en la forma de producir, transportar y utilizar la energía a nivel mundial.

Los compromisos climáticos asumidos por los gobiernos hasta la fecha, incluso si se cumplieran en su totalidad, estarían muy por debajo de lo necesario para conseguir que las emisiones de dióxido de carbono (CO2) relacionadas con la energía sean nulas a nivel global en 2050 y que el mundo pueda limitar el aumento de la temperatura global a 1.5 °C. Esta es la conclusión que se desprende del nuevo informe, Net Zero by 2050: a Roadmap for the Global Energy Sector.

Dicho informe es el primer estudio exhaustivo del mundo sobre cómo realizar la transición a un sistema energético con cero emisiones netas de aquí a 2050, garantizando al mismo tiempo un suministro energético estable y asequible, que proporcione el acceso universal a la energía y permita un crecimiento económico sólido. Establece una senda rentable y económicamente productiva, que da lugar a una economía energética limpia, dinámica y resiliente, dominada por energías renovables como la solar y la eólica en lugar de los combustibles fósiles. El informe también examina áreas clave de incertidumbre, como el papel que puede jugar la bioenergía, la captura de CO2 o los cambios de comportamiento de los consumidores para alcanzar cero emisiones netas.

«Nuestra hoja de ruta expone las acciones prioritarias que se necesitan hoy para garantizar que no se pierda la oportunidad de lograr cero emisiones netas en 2050, algo difícil pero alcanzable. La escala y velocidad de los esfuerzos que exige este objetivo crítico y extraordinario, que es nuestra mejor oportunidad de abordar el cambio climático y limitar el calentamiento global a 1.5 °C, hacen que éste sea probablemente el mayor reto al que se ha enfrentado la humanidad», declaró Fatih Birol, director ejecutivo de la AIE. «El camino identificado por la AIE hacia este futuro brillante implica un aumento histórico de la inversión en energías limpias que crea millones de nuevos puestos de trabajo e impulsa el crecimiento económico mundial. Para que el mundo avance en esa senda, es necesario que los gobiernos adopten medidas políticas firmes y creíbles, respaldadas por una cooperación internacional mucho mayor».

Construyendo sobre la base de las insuperables herramientas de modelización del sector energético de la AIE y sobre su experiencia, la hoja de ruta establece más de 400 hitos para guiar el proceso global hacia cero emisiones netas en 2050. Entre ellos, y a partir de hoy, podemos encontrar que no se invertirá en nuevos proyectos de suministro de combustibles fósiles, ni se tomarán más decisiones finales de inversión en nuevas plantas de carbón sin captura de emisiones. En 2035, no se venderán nuevos coches con motor de combustión interna y, en 2040, el sector eléctrico mundial ya habrá alcanzado las cero emisiones netas.

A corto plazo, el informe describe una senda para alcanzar cero emisiones netas que requiere el despliegue inmediato y masivo de todas las tecnologías energéticas limpias y eficientes disponibles, combinado con un gran impulso para acelerar la innovación a nivel mundial. Este camino requiere que la incorporación anual de capacidad de generación de energía solar fotovoltaica alcance 630 gigavatios en 2030, y 390 gigavatios de energía eólica. En conjunto, esto supone cuatro veces el récord de capacidad de generación adicional alcanzado en 2020. En el caso de la energía solar fotovoltaica, equivale a la instalación del mayor parque solar del mundo existente en la actualidad, aproximadamente cada día. También es fundamental aumentar la eficiencia energética en todo el mundo, de manera que la tasa global de mejora de la eficiencia energética sea del 4% de media por año hasta 2030, es decir, el triple de la media de las dos últimas décadas.

La mayor parte de las reducciones de emisiones de CO2 globales de aquí a 2030 en la senda hacia cero emisiones netas proceden de tecnologías que ya están disponibles en la actualidad. Pero en 2050, casi la mitad de las reducciones procederán de tecnologías que actualmente se encuentran en fase de demostración o de prototipo. Esto exige que los gobiernos aumenten rápidamente y re-prioricen su gasto en investigación y desarrollo, así como en la demostración y el despliegue de tecnologías energéticas limpias, para situarlas en el centro de la política energética y climática. Avances en los ámbitos de baterías avanzadas, electrolizadores para la producción de hidrógeno y la captura directa del aire y su almacenamiento pueden tener un impacto especialmente importante.

Para lograr una transición de tal envergadura y a tal velocidad se necesita el apoyo y la participación sostenidos de los ciudadanos, cuyas vidas se verán afectadas de múltiples maneras.

«La transición a la energía limpia tiene que ver con las personas», señaló el Dr. Birol. «Nuestra hoja de ruta muestra que el enorme reto que supone la rápida transición a un sistema de energía sin emisiones es también una enorme oportunidad para nuestras economías. La transición debe ser justa e inclusiva, sin excluir a nadie. Tenemos que asegurarnos de que las economías en desarrollo reciban la financiación y los conocimientos tecnológicos que necesitan para construir sus sistemas energéticos y satisfacer las necesidades de sus poblaciones y economías en expansión de forma sostenible».

Llevar electricidad a unos 785 millones de personas que no tienen acceso a ella, así como soluciones limpias para cocinar a 2600 millones de personas que carecen de ellas, es una parte fundamental de la senda hacia el objetivo de cero emisiones en esta hoja de ruta. Esto cuesta unos 40 000 millones de dólares al año, lo que equivale a alrededor del 1 % de la inversión media anual del sector energético. También aporta importantes beneficios para la salud gracias a la reducción de la contaminación del aire en interiores, lo que reduce el número de muertes prematuras en 2,5 millones al año.

Según un análisis conjunto realizado con el Fondo Monetario Internacional, la inversión total anual en energía aumentará hasta los 5 billones de dólares en 2030 en la senda hacia cero emisiones netas, lo que supondrá un aumento de 0,4 puntos porcentuales al año en el crecimiento del PIB mundial. El aumento del gasto privado y público crea millones de puestos de trabajo en el sector de las energías limpias, incluyendo en eficiencia energética, así como en los sectores de ingeniería, fabricación y construcción. Todo ello situará el PIB mundial un 4 % por encima en 2030 de lo que alcanzaría según las tendencias actuales.

En 2050, el mundo de la energía será completamente diferente. La demanda energética mundial será alrededor de un 8 % menor que la actual, pero servirá a una economía del doble de magnitud y a una población con 2000 millones más de personas. Casi el 90 % de la generación de electricidad procederá de fuentes renovables, con la eólica y la solar fotovoltaica juntas en casi un 70 %. La mayor parte del resto procederá de la energía nuclear. La energía solar será la mayor fuente de suministro energético del mundo. Los combustibles fósiles se reducirán de casi cuatro quintas partes del suministro total de energía actual a algo más de una quinta parte. Los combustibles fósiles restantes se utilizarán en bienes en los que el carbono está incorporado en el producto, como los plásticos, en instalaciones dotadas de captura de CO2 y en sectores en los que las opciones tecnológicas de bajas emisiones sean escasas.

«El camino trazado en nuestra hoja de ruta es de alcance mundial, pero cada país tendrá que diseñar su propia estrategia, teniendo en cuenta sus circunstancias específicas», indicó el Dr. Birol. «Los planes deben reflejar las diferentes etapas de desarrollo económico de los países: en nuestra senda, las economías avanzadas alcanzarán el cero emisiones netas antes que las economías en desarrollo. La AIE está dispuesta a apoyar a los gobiernos en la preparación de sus propias hojas de ruta nacionales y regionales, a proporcionar orientación y asistencia en su aplicación, y a promover la cooperación internacional para acelerar la transición energética en todo el mundo».

Este informe especial está diseñado para informar las negociaciones de alto nivel que tendrán lugar en la 26.a Conferencia del Clima (COP26) en el marco de las Naciones Unidas, que se celebrará en Glasgow en noviembre. El informe fue solicitado por la Presidencia británica de la COP26 como aportación a las negociaciones.

«Agradezco este informe, que establece una hoja de ruta clara hacia cero emisiones netas y comparte muchas de las prioridades que hemos establecido como Presidencia entrante de la COP: debemos actuar ahora para escalar las tecnologías limpias en todos los sectores y eliminar gradualmente tanto la electricidad a partir del carbón como los vehículos contaminantes en la próxima década», señaló el presidente designado de la COP26, Alok Sharma. «Me anima el hecho de que se subraye el gran valor de la colaboración internacional, sin la cual la transición hacia la neutralidad global podría retrasarse durante décadas. Nuestro primer objetivo para el Reino Unido como Presidencia de la COP26 es poner al mundo en la senda de la reducción de las emisiones, hasta alcanzar cero emisiones netas a mediados de este siglo».

Por supuesto, aparecerán nuevos retos en materia de seguridad energética en el camino hacia cero emisiones netas en 2050, mientras que otros de larga duración se mantendrán, incluso cuando disminuya el papel del petróleo y el gas natural. La contracción de la producción de petróleo y gas natural tendrá implicaciones de gran alcance para todos los países y empresas que producen estos combustibles. En la senda hacia cero emisiones netas no se necesitarán nuevos yacimientos de petróleo y gas natural, y los suministros se concentrarán cada vez más en un pequeño número de productores de bajo coste. Se prevé que la participación de la OPEP en un suministro mundial de petróleo muy reducido pasará de alrededor del 37 % en los últimos años al 52 % en 2050, un nivel más alto que en cualquier momento de la historia de los mercados del petróleo.

Entre los crecientes retos de seguridad energética derivados de la mayor importancia de la electricidad se encuentran la variabilidad del suministro de algunas energías renovables y los riesgos de ciberseguridad. Además, la creciente dependencia de los minerales críticos necesarios para las tecnologías e infraestructuras clave de las energías limpias conlleva riesgos de volatilidad en los precios e interrupciones en el suministro que podrían obstaculizar la transición.

«Desde su creación en 1974, una de las principales misiones de la AIE ha sido promover un suministro de energía seguro y asequible para fomentar el crecimiento económico. Ésta sigue siendo una de las principales preocupaciones de nuestra hoja de ruta hacia cero emisiones netas», comentó el Dr. Birol. «Los gobiernos deben crear mercados para invertir en baterías, soluciones digitales y redes eléctricas que recompensen la flexibilidad y permitan un suministro adecuado y fiable de electricidad. El rápido crecimiento del papel de los minerales críticos exige nuevos mecanismos internacionales que garanticen tanto su disponibilidad según demanda como su producción sostenible».

El informe completo está disponible de forma gratuita en la página web de la AIE junto con una herramienta interactiva que pone de relieve algunos de los hitos clave en la senda que debe alcanzarse en las próximas tres décadas para llegar a las cero emisiones netas en 2050.

El texto original en el idioma fuente de este comunicado es la versión oficial autorizada. Las traducciones solo se suministran como adaptación y deben cotejarse con el texto en el idioma fuente, que es la única versión del texto que tendrá un efecto legal.