Probamos a fondo el iPhone5 durante un mes [Exclusiva, Parte I]

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Iniciaremos nuestro repaso al iPhone5 con el relato de lo que nos encontraremos al abrir la caja en la que viene. Terminal, cargador de viaje habitual, cable USB con con conector Lightning y auriculares EarPod. Cuatro objetos y tres de ellos nuevos.

Tanto al nuevo conector de tamaño compacto que sustituye al veterano Dock Connector como a los nuevos auriculares EarPod les dedicaremos en los próximos días atención en un artículo para ellos solitos, con lo que en esta ocasión los pasaremos por alto.

En cuanto cogemos en la mano el iPhone5 lo primero que notamos es su ligereza. Los propietarios de un iPhone4/4S probablemente lo perciban con una sensación que les sorprenderá por la diferencia real que existe en gramos. El modelo 4 pesa 137 gramos, el 4S 140 y el nuevo 5 se queda en 112 gramos. Apenas 28 gramos pero si cogemos el 4S en una mano y el 5 en otra la sensación será de que son muchos más los gramos de diferencia.

En esto puede tener parte de “culpa” el hecho de que el iPhone5 es más delgado pero más largo y quizá al repartir el peso entre una mayor superficie (además de que efectivamente pesa menos) puede contribuir a ofrecer la sensación de un peso más contenido.

Siguiendo con el apartado puramente físico, y antes de comenzar a utilizarlo, resulta inevitable comprobar lo que se siente al tenerlo dentro del bolsillo, habida cuenta de que una de las novedades del terminal reside en su longitud mayor que en las anteriores generaciones del iPhone. Reconociendo que por peso y grosor no hay mayor problema para albergar el dispositivo en el bolsillo, ya sea de la chaqueta o del pantalón, lo cierto es que en este segundo caso sí aparecen molestias en casos de pantalones ajustados o con bolsillos que pueden hacer incómodo el acto de sentarse con los 12,38 centímetros de longitud del móvil dentro, apenas 46 milímetros, pero se nota.

En comparación con otros terminales que se consideran actualmente como competencia directa, sin embargo, sale favorecido porque es más compacto que, por ejemplo, el Samsung Galaxy S III… claro, que también cuenta con una pantalla de menor tamaño.

Llegados a la pantalla, y ya con el móvil encendido, debemos valorar el gran hecho diferencial del iPhone5 con respecto a sus antecesores, el empleo de una pantalla de 4” de diagonal con formato panorámico. Las delicias de la pantalla Retina Display continúan ofreciendo un resultado espléndido y el nuevo formato resultará más adecuado para disfrutar de vídeos, películas y fotogragías en formato panorámico, así como permite visualizar más mensajes en aplicaciones como Whatsapp o ampliar el área de trabajo en una hoja de cálculo o un documento de texto, por no mencionar la mayor superficie que podemos visualizar al navegar por una página web, especialmente si seleccionamos la opción a pantalla completa del navegador.

Pero como todo no puede ser perfecto, la nueva pantalla panorámica de 4” del iPhone5 tiene en su virtud una importante pega y es precisamente que en algunos momentos, para algunos usuarios… puede resultar incómodamente grande.

A pesar de que en el spot de televisión se nos ofrece la imagen de un dedo capaz de llegar de uno a otro extremo de la misma lo cierto es que usuarios con dedos más cortos o manos más pequeñas pueden experimentar ciertas dificultades para manejar el terminal con una sola mano y por otro lado si recordamos el movimiento de un limpiaparabrisas siempre queda una pequeña área intacta en la esquina opuesta al eje… pues aquí puede suceder lo mismo, en la esquina opuesta a nuestro dedo pulgar puede quedar una zona a la que en algunos casos no llegaríamos a no ser que variásemos la posición del móvil en la mano, con el riesgo en algunos casos de que se resbale y caiga al suelo.

Tampoco ayuda mucho en esos casos el material en que está realizada la carcasa trasera del iPhone5 (estamos hablando del terminal “desnudo”, sin funda ni carcasa protectora alguna), aluminio que aligera pero que no proporciona un agarre demasiado firme. Por otro lado y aunque sin duda el aluminio anodizado es más ligero y resistente que la parte trasera de cristal de iPhone4/4S también resulta más delicado (insistimos, cuando no esta protegido) a pequeños roces y arañazos.

En la prueba a la que durante este mes largo hemos estado sometiendo el nuevo smartphone de Apple hemos procurado no maltratarlo pero tampoco tratarlo entre algodones, puesto que además del funcionamiento y sus prestaciones se trata también de comprobar si es demasiado delicado… y sus puntos flacos en este aspecto los tiene.

Incluso dejando siempre el móvil sobre superficies que no pudieran dañarlo, llevándolo en el bolsillo sin otros objetos potencialmente “peligrosos” (monedas, llaves…) en un par de semanas el logotipo trasero de la manzanica mordía ya mostraba un buen número de pequeños arañazos. No así el resto de la tapa trasera en la que el aluminio anodizado permanece incólume. La unidad que hemos probado es de color blanco pero la de color negro es más delicada puesto que dicho color es un pigmento añadido en el proceso de anodizado del aluminio y ante pequeños roces dicho color tiene querencia a quedarse por el camino, revelando su auténtica naturaleza interior, con el resultado de que en pocas semanas la parte trasera y los cantos de los iPhone5 negros sí comienzan a presentar arañazos, no en el aluminio que como decimos es resistente, sino en la pintura que lo cubre.

La diferencia de longitud y grosor así como la sustitución del anterior Dock Connector por el nuevo puerto Lightning tiene indudables ventajas pero también acarrea otro serio inconveniente: casi cualquier accesorio que tuviésemos para los iPhone anterior no nos servirá. Físicamente no encaja y ya no podemos enchufarlo. En algunos casos incluso a pesar de hacernos con un adaptador para el conector por cuestiones de espacio para alojar el dispositivo o porque quede “en equillibrio” no nos quedaría otra solución que prescindir del accesorio.

Por último, y no por ello menos soslayable, queda anotar un elemento distintivo del iPhone5 que se hace patente cuando lo sacamos en público. Podríamos hablar de un “wow factor” puesto que casi todo el que repara en él (al menos en estos momentos iniciales en los que no se ven demasiados todavía) y es un terminal que llama la atención poderosamente. Esto, de nuevo, tiene su parte positiva y su parte negativa, habrá quien desee disfrutar de un terminal que representa un elemento distintivo y quien por el contrario prefiera que pase desapercibido el modelo de móvil que utiliza.

La pregunta “¿es el nuevo?” o “¿es el 5?” se hará frecuente a nuestro alrededor y muchos querrán comprobar lo ligero y delgado que es o la pantalla tan grande que tiene.

Pero antes de utilizarlo y especialmente antes de terminar este primer artículo sobre el iPhone5, debemos recordar otro pequeño (nunca mejor dicho) detalle sobre el mismo: la nanoSIM.

Un gran invento (reduce  la SIM prácticamente a la parte metálica) pero que puede acarrear algún inconveniente derivado de la disponibilidad de este diminuto modelo de tarjetas por parte de nuestro operador. Si te haces con un iPhone5 sería conveniente tener en cuenta esta circunstancia con la debida antelación de manera que no te encuentres durante varios días esperando que tu operador de telefonía te la facilite mientras no puedes utilizar el terminal y tú te subes por las paredes.

Esta ha sido nuestra introducción al iPhone5, el primer contacto antes de empezar a funcionar con él. Mañana hablaremos de su rendimiento y en los próximos días le dedicaremos atención a Siri, los auriculares EarPod y por último al puerto de conexión Lightning antes de terminar con una pequeña comparativa entre el iPhone5, el 4S, uno de sus competidores (el mencionado Samsung Galaxy SIII) y ofrezcamos nuestra valoración final.

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