En una posición la mesa es alta, de 73 cm, mientras que al darle la vuelta es baja con una altura de tan sólo 35 cm. Sencillez botijil que además tiene más funcionalidad, ya que las 3 patas sirven como perchas, o para molestar si haces aspavientos o quieres ver la tele.
La tabla de 120 cm de diámetro está fabricada en contrachapado de abeto de 3 cm de espesor. Las patas son tubos de acero de 4 cm de diámetro, con finales de roble.
Pero claro, el problemas es que es “de diseño”, algo que como el término “estamos en crisis” parece dar vía libre para pegar sablazos y poner precios abusivos sin venir a cuento. Porque este mueble, que como habréis visto en su complicación debe haber requerido miles de horas de innovación, cuesta la friolera de 480 euros.
No sé, a mi me parece que su creador, Jordi López Aguilo, vive en un mundo utópico donde los euros aparecen por doquier de la nada, porque no me explico como puede ponerle ese precio.
Si al menos pudiera regularse la altura directamente en las patas, para no tener que darle la vuelta con el problema que supone requerir más esfuerzo, además de tener que quitar las cosas de encima antes… Para mi que le hace falta darle una vuelta más al concepto. [kutarq]
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