Rusia planea desarrollar su propio sistema operativo móvil

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El ministro de Comunicaciones de Rusia, Nikolai Nikiforov, anuncia planes para reemplazar iOS y Android por una nueva plataforma basada en Sailfish.

Paralelamente al deterioro de sus relaciones con EEUU y a su regreso al estatus de potencia mundial, Rusia está planteándose reducir la dependencia tecnológica de las compañías americanas, al igual que está haciendo su aliada China. Hace tres meses, el Gobierno ruso decidió promover el desarrollo de apps para sistemas operativos móviles distintos de iOS y Android, como Tizen y Sailfish. Ahora va un paso más allá, con la creación de su propia plataforma móvil.

Según indica ZDNet, Rusia planea abandonar los sistemas iOS y Android en beneficio de la construcción de su propio sistema operativo para teléfonos inteligentes.

El ministro ruso de Comunicaciones, Nikolai Nikiforov, anunció planes para reemplazar iOS y Android por un nuevo software basado en Sailfish, un sistema operativo móvil de código abierto desarrollado por el fabricante de teléfonos finlandés Jolla.

De hecho, personal de Jolla se reunió con miembros de la comunidad tecnológica rusa a principios de este mes para comenzar los trabajos de desarrollo de la nueva plataforma móvil.

Nikiforov señaló que su Gobierno quiere reducir la dependencia de Rusia de la tecnología extranjera en los próximos 10 años al 50% de la cuota de mercado del país. Actualmente es del 95%.

Sailfish tiene actualmente un 0,5% de cuota de mercado de Rusia, según las últimas cifras. Nikiforov dijo que el éxito del programa dependerá de lo bien recibido que sea por los usuarios finales y los fabricantes de dispositivos en el país. Rusia ya ha comenzado a subvencionar a los desarrolladores locales la migración de sus aplicaciones más populares al único software móvil de código completamente abierto del mercado.

El Kremlin quiere utilizar una tecnología de smartphones en la que pueda confiar. El desarrollo de esta tecnología en casa es la forma más segura de cerciorarse de que no pueda ser alcanzada por las operaciones clandestinas de la NSA estadounidense. Hace un año, Apple y SAP se negaron a revelar su código fuente cuando el Gobierno se lo solicitó para comprobar si había alguna puerta trasera o fallo de seguridad.

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