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The Westerner

Revistronic es una empresa madrileña que ya tiene en su haber, entre

otros, un triunfo como Three Skull of the Toltecs, que tuvo en su honor

de ser el primer juego español distribuido internacionalmente (se

tradujo a siete idiomas) y en donde hizo su aparición un vaquero algo

torpe llamado Fenimore Filmore. Ahora, esta pequeña empresa regresa al

panorama con este mismo personajes al frente de una gran aventura del

Oeste. Algo que, tristemente, resulta relevante dado los escasísimos

juegos que se desarrollan en nuestro país.

Como todas las

historias del Oeste, ésta ya se ha contado mil veces. Un terrateniente

tiene sobornado a un pueblo entero, salvo a unos pocos granjeros; en su

intento de echarlos se cruzará Fernimore, al que encarnaremos en la

aventura para devolver la paz y la justicia al Lejano Oeste. La historia

no es muy original, pero está aderezada por bastantes toques de humor.

Así, mientras que pdemos ver gags que nos recuerdan a Matrix

y Wild Wild West, pensaremos que el protagonista se parece mucho a

alguien de Toy Story, o que el juego tiene una clara influencia de Monkey Island.

El Oeste en 3D

Realizado

totalmente en tres dimensiones, nos moveremos por variados y coloridos

escenarios, el manejo es sencillo y el recurso a los dos botones del

ratón para alternar las acciones posibles con un objeto es una buena

idea aunque su uso, a veces, sea un poco engorroso. Su estilo es el de

una aventura gráfica clásica, pero está desarrollado con tecnología

punta.

El engine, propiedad de Revistronic y llamado

PICTuRE, permite crear modelos 3D con líneas curvas, iluminar los

escenarios de forma bastante efectiva y dotar a los personajes de una

amplia gama de expresiones. Un look que bebe del cómic y que huye de ser

una representación realista de personajes y escenarios redondea el

aspecto colorista y divertido del juego, que se complementa con un

apartado sonoro que ambienta perfectamente.

Por lo que se refiere

a la jugabilidad, destaca por ofrecer un desarrollo bastante abierto,

además de por contar con alguna fase que aporta variedad, como el tiro

al blanco en la feria. Por el contrario, a veces resulta demasiado

lento, pudiendo llegar a ser aburrido (aunque esto sea inherente al

género).

Lo que sí debemos achacarle es la considerable

cantidad de bugs que hemos encontrado y que empañan bastante el

desarrollo, aunque ello sólo denote un lanzamiento apresurado y sea

corregible con un parche Por lo demás, alabar la propuesta de Planeta

DeAgostini que ha conseguido que tengamos un juego que, con sus defectos

y sus virtudes, no tiene porqué tener complejos frente a monstruos de

la talla de Monkey Island.

Miguel Ángel Cuevas

Redacción

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