El pequeño pueblo holandés de Hengelo está a punto de probar un nuevo tipo de pavimento capaz de absorber el óxido de nitrógeno existente en la polución de los coches y deshacerse de él sin causar males mayores. Para ello se servirán de unos “ladrillos” especiales que contienen un componente basado en el dióxido de titanio y que se encarga de “limpiar” la polución con la ayuda de la luz del sol. Lo mejor es que los nitratos resultantes se limpian simplemente con la primera lluvia. Inteligente, ¿no? Si la prueba surte efecto, merecería la pena extender el invento al resto del mundo pavimentado. [Physorg]
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