Y yo de qué me alimento, ¿del aire? [Veredicto: Pues si]

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Lo cierto es que no, pero las patatas fritas y las alitas de pollo con las que nos compraron obsequiaron estaban muy buenas, doradas y crujientes. Es lo típico que siempre te dicen pero en este caso es verdad, no hubiésemos sido capaces de distinguir cuáles han sido fritas en aceite de toda la vida y cuáles lo habían sido con la Airfryer (su nombre lo dice todo).

Acostumbrados a presentaciones de todo tipo de cacharros tecnológicos, la rueda de prensa del Airfryer nos llamó mucho la atención porque parecía digna de programa de teletienda. Tenían hasta su experto invitado y todo -Núria Llama, nutricionista- que no se cansó de repetir que las recetas que se preparan con la Airfryer eran más sanas porque tenían hasta un 80% menos de grasas. Vale está muy bien lo de fomentar la Dieta Mediterránea, pero trae para acá la bandeja de las alitas.

No nos dió por llamar ahora porque no aparecía ningún número en pantalla, pero nos convenció la Airfryer. El aparato en sí es quizá un poco más grande que una freidora tradicional, pero realmente puede ser útil, sobre todo para aquellos a los que no nos gusta limpiar. Yo no frío más por no tener que limpiar la freidora luego [modo ‘estoy harto de tanto frotar’ ON] y el hecho de que este aparato funcione con aire simplifica mucho las cosas a la hora de dejar la cocina niquelada.

Y el poder zamparse un buen plato de patatas fritas que mantienen su sabor sin que te esté recomiendo la conciencia (¿qué es eso?) pensando que son cienes y cienes las calorías que te estás metiendo para tu cuerpo… es un detalle que hace nimios los 199 euros que cuesta la Airfryer.

Para los curiosos: No, esta vez no nos han dejado el gadget para probar. Así que como los de Gizmodo hemos dicho que comienza la operación bikini que ya estamos en primavera, hoy en la redacción toca ensalada… – M.Moreno

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