No hace mucho unos científicos de Gales habían encontrado una manera de solucionar este problema utilizando ajo en su alimentación, pero con la consecuencia de que se modificaba el sabor original de la leche. (Imaginaos: “Nueva Central Lechera Asturiana con Omega3 y su nuevo sabor a ajo a la barbacoa”).
Sin embargo, el remedio ofrecido por los científicos de la Universidad Agrícola de Obihiro en Japón parece ser una solución aún mejor que la de la foto sobre estas líneas: una mezcla de nitratos y el aminoácido cisteína que suprimen la producción de metano en el interior del estómago de vaca, sin efectos colaterales para la calidad de la leche. Bastan unos simples aditivos alimentarios, que cuestan alrededor un dólar por día y vaca. Y adiós problemas.
Esperemos que tengan éxito por el bien del planeta y también que algún día se comercialicen para humanos en su versión “mi novia/o es vegetariana/o”. — Eduardo Lozano. [Times Online imagen vía Treehugger]
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