Sun se encargó de un envío de 16 prototipos de iPhone (no se aclara cuándo) pero uno de ellos se perdió. Según contó Sun a sus amigos, la División Central de Seguridad de la compañía lo sometió a interrogatorios intensivos, acoso y hasta “le puso las manos encima”. El día 16 de julio, Sun se tiró desde un edificio de 12 pisos.
El suicidio de Sun es incuestionable y la propia Foxconn está investigando a un jefe de sección de la división de seguridad que podría haber utilizado los “métodos de interrogatorio inapropiados”. Es más, la declaración de Li Jinming, portavoz de Foxconn, admite al menos cierto grado de responsabilidad:
“Sean cuales sean los motivos del suicidio de Sun, hasta cierto punto supone un reflejo de las carencias de la gestión interna de Foxconn, especialmente respecto a cómo ayuda a los trabajadores jóvenes a soportar las presiones psicológicas de la vida laboral en la compañía”.
Si resulta que esas “presiones psicológicas” incluyen maltrato físico y acoso laboral, como dice John Herrman, debería haber alguna consecuencia para Foxconn, ya sea por parte de Apple o del gobierno. No se puede culpar a Apple de lo que sucede entre los muros de Foxconn, pero sí de trabajar con una empresa que trata a los empleados así. — Rafa M. Claudín [Shanghaist, foto Ars Technica]
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