Bruselas propone límites a las tarifas de alta velocidad

Regulación

La Comisión Europea aprobó hoy una recomendación en la que propone topes máximos en las tarifas destinadas a líneas de alta velocidad de acceso a Internet.

Bruselas define en su iniciativa los precios de referencia para este mercado competitivo en el conjunto de la Unión Europea, con el fin de ayudar a los Estados miembros a poner en marcha “medidas correctoras” fundadas en la reglamentación para los mercados de proveedores de líneas alquiladas, que en la actualidad no son competitivas en su propio territorio.

A juicio del Ejecutivo comunitario, el mercado único de servicios de comunicaciones electrónicas de la UE sufre “distorsiones” por culpa de las variaciones de precios en las líneas alquiladas. Así, en una cuenta de 2 megabits por segundo y una línea de alta velocidad de 5 kilómetros, el precio fijado en el Estado miembro más caro es siete veces mayor al más barato, un hecho que es “difícilmente justificable en términos de potenciales costes subyacentes”.

Las líneas alquiladas ofrecen capacidades de transmisión de 64 kilobits por segundo a 155 megabits y están reservadas para las empresas que se conectan a Internet, se comunican con sus clientes o realizan gran número de transacciones comerciales.

Las universidades e institutos de investigación utilizan este tipo de líneas para comunicarse entre ellas e intercambiar información, así como para permitir a los estudiantes una infraestructura de calidad para sus actividades escolares.

Los proveedores son los operadores tradicionales de telecomunicaciones. Los nuevos competidores en el mercado disponen de su propia red, pero tienen que asegurar la conexión de los locales de sus clientes a esta red.

Esta conexión está suministrada generalmente por un operador tradicional. La disponibilidad, a nivel de mercado en general, de estos bucles alquilados con tarifas competitivas es una condición necesaria para el desarrollo de un mercado. La recomendación de Bruselas explica a las autoridades reglamentarias de los Estados miembros cuáles son las mejores prácticas en la actualidad.