Combustible a partir de algas

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Junto con la energía eólica o solar, o los cereales capaces de generar combustible, las algas se ponen a la cola de las energías alternativas.

Crear combustible a partir de las algas es una de esas ideas que a todo el mundo gusta. Un acre de algas es capaz de producir 50 veces más combustible que un acre de soja, según estimaciones de John Sheehan, vicepresidente de la compañía LiveFuels.

Ese petróleo, explica News.com, se puede utilizar para hacer biodiesel o formas sintéticas de petróleo, o ambas. Es más, el combustible basado en algas se puede vender por entre 40 y 50 dólares el barril, menos que los 70 euros que cuesta el barril de crudo.

Por otra parte, las fábricas de algas también pueden absorber gran cantidad de dióxido de carbono de la atmósfera. El hecho de que las emanaciones que salen de la chimenea se puedan recupera, a través de unas tuberías, para cultivar más algas es una gran ventaja. Y por encima de todo, las algas no son la comida preferida de casi nadie, por el momento, por lo que no estás utilizando comida valiosa para mover los automóviles.

John Sheehan no es nuevo en el terreno de los combustibles alternativos. Ya ha trabajado con la biomasa, el etanol y los programas de algas en el National Renewable Energy Labs.

Por el momento nadie está produciendo combustible basado en algas de forma comercial. Compañías como LiveFuel, GreenFuel Technologies y Solazyme esperan empezar a ver entrar el aceite de algas en el mercado de manera significativa dentro de algunos años, pero por el momento es algo experimental.

Uno de los grandes retos de trabajar con las algas es eliminar el agua. Lo normal es tener un gramo de alga utilizable por cada litro de agua, lo que significa 1.000 partes de agua por cada parte de alga. Junto con esto, la industria se encuentra en medio de una batalla entre los estanques controlados frente a los abiertos. En las fábricas controladores, los ingenieros pueden calcular el crecimiento del organismo y controlar qué clase de especies crecen en el entorno. Estas fábricas cuestan un poco más. Controlar la tasa de crecimiento también puede ser un problema.

Según señala John Sheehan, los estanques abiertos son más económicos, son una solución más simple, pero es más difícil mantener la uniformidad.

Por otra parte, el siguiente paso es utilizar organismos mejorados biológicamente o una mezcla de especies naturales. Los organismos mejorados pueden producir más aceite pero puede que no prosperen si en el estanque entran especies extrañas a ellos.

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