Disgaea: Hour of Darkness

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Los aficionados al género táctico por turnos están de enhorabuena: camuflado con muñecos cabezones, llega un hueso duro de roer que ofrece decenas de horas de diversión.

En tiempos como estos, con auténticas bestias zampadotas de recursos como Doom 3, aún podemos encontrarnos con pequeñas joyas ocultas como el juego que nos ocupa. ¿Por qué ocultas, os preguntareis? Pues sencillamente porque es un juego de táctica recubierto con una capa de look típico de juego japonés con muñecos de enorme cabeza y un guión infantiloide que roza la tontería en muchos de sus momentos.

A pesar de esta extraña presentación, uno no debe llevarse a engaños: Disgaea es un muy digno representante de los juegos de digamos la familia Tactics, con títulos tan sabrosos como los llegados del mundillo Final Fantasy (Final Fantasy Tactics) o Dinasty Wariors (Dinasty Tactics). Uno dispondrá de personales iniciales con ciertas profesiones, características y equipo, y sólo a base de inteligencia, tiempo y tesón, conseguiremos ir haciéndonos paso ante enemigos cada vez más duros y situaciones tácticas cada vez más complejas.

El guión del juego es algo a lo que no debe prestarse excesiva atención: el protagonista, Laharl (nombre que bien pronunciado puede provocar un esguince de lengua a los no angloparlantes) es el príncipe heredero del Netherworld el infierno a todos los efectos que un día, tras tres años de siesta, despierta para comprobar que su padre ha muerto y que el resto de demonios está luchando duramente para conseguir el título de señor supremo. Poco a poco iremos consiguiendo personajes nuevos que se unirán a nuestra aventura, aunque aquí es donde empieza la auténtica riqueza del juego. Al luchar, podremos conseguir puntos de maná, con los que podremos crear personajes nuevos, hacer renacer a otros que ya tengamos con profesiones nuevas que iremos abriendo según avance el juego, etc, etc. El juego tiene una enorme capacidad para adaptarlo a nuestro estilo, y permite hacer todo tipo de maniobras, más o menos costosas, para ir conformando un grupo con el que podremos enfrentarnos a todo enemigo que se nos ponga delante.

Sin alardes técnicos

Gráficamente el juego es adecuado, sin hacer ningún alarde espectacular. La perspectiva es isométrica, aunque podremos rotarla durante los combates, además de aplicar más o menos zoom para poder tener una visión más práctica del campo de batalla. Muchos de los movimientos especiales y hechizos tienen unos efectos muy llamativos, y en algunas ocasiones recuerdan bastante a los de gran poder ya vistos en la saga Final Fantasy (con criaturas que queman, congelan, etc). El sonido también es adecuado, aunque la música puede resultar un poco cansada tras unas cuantas horas de juego.

Además de la jugabilidad, otro aspecto a destacar es la cantidad de horas que ofrece de juego: más de 80 hemos pasado desmenuzando unos cuantos niveles y descubriendo nuevas profesiones, y aún tenemos la sensación de que hay mucho más por llegar, y es que ese aspecto también es bueno, pues el nivel de dificultad es bueno y nos obliga a pasar horas y otras delante de la consola. Un aspecto negativo está en la no traducción del juego, que tiene tanto las voces como los textos en inglés, y aunque la verdad es que las conversaciones no son dignas del ingenio de Tarantino, es importante enterarse de ciertas indicaciones que se nos dan en ocasiones para aprovechar al máximo la gran cantidad de posibilidades que ofrece el juego.

En resumidas cuentas: si lo que se quiere es un alarde técnico de gráficos y/o sonido, Disgaea dejará frío a muchos, pero lo que si ofrece es una cantidad enorme de horas de juego con unas posibilidades enormes tanto en el campo de batalla como fuera a la hora de crear y modificar personajes. Una pequeña joya para los amantes del género, y una excelente oportunidad para los que aún no hayan probado algo así.

Julio Canto