El MCyT señala que la brecha digital sigue aumentando

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Con el objeto de paliar la situación, nace la e-inclusión, entendida
como acceso a las tecnologías y adecuación a las necesidades de los
colectivos más vulnerables.

Un informe del Ministerio de Ciencia y Tecnología (MCyT) señala que las

diferencias entre los países que tienen acceso real a las Tecnologías de

la Información y las Comunicaciones (TIC) y los que no lo tienen, así

como dentro de los propios países, siguen creciendo, por lo que la

denominada brecha digital aumenta en lugar de reducirse.

Aunque todos los países, incluso los más pobres, han incrementado su

utilización de las TIC, los países desarrollados han avanzado de forma

exponencial, de manera que las diferencias siguen aumentando, recoge el

libro La Sociedad de la Información en el siglo XXI: un requisito para

el des@rrollo, impulsado por el MCyT.

Además, el informe

recoge que este problema se mantiene dentro de cada país, donde viene

sucediendo algo parecido por lo que la brecha interna crece, también, de

igual forma. Este es el caso entre núcleos urbanos y rurales, o entre

clases sociales más o menos adineradas.

El problema radica

en que la ‘brecha digital implica que los pueblos que no tienen acceso

a la información pierden una oportunidad única de colmar sus

necesidades básicas de desarrollo, y aquellos grupos excluidos que se

encuentran en países desarrollados también pierden opciones de

progresar en todos los ámbitos, según añade el trabajo.

Por ese motivo, el informe dice que la brecha digital es un reflejo de

otras brechas sociales y económicas, pero que también puede llegar a

convertirse en causa de exclusión, retroalimentando a las otras brechas

y haciendo que la disparidad sea cada vez mayor.

El estudio

también recoge que la e-inclusión, entendida como acceso a las

tecnologías y adecuación a las necesidades de los colectivos más

vulnerables, es el principal reto para evitar esta brecha digital.

Además, con el fin de reducir esta fractura, el informe sugiere, entre

otras medidas, escoger la tecnología apropiada de acuerdo con las

necesidades locales, proporcionar herramientas accesibles económicamente

y fomentar su uso, potenciando la integración de los grupos con riesgo

de exclusión.

Igualmente, la publicación apuesta por

potenciar la confianza en las tecnologías, crear un marco regulatorio

estable y que las administraciones lideren su impulso.