Los inversores son más propensos a invertir en startups en días soleados, según un estudio

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Este efecto le funcionaría mejor a las empresas en early stage, donde hay menos datos económicos que poder tener en cuenta.

Si eres un emprendedor que va a reunirse con un inversor para pedirle que apoye económicamente a tu compañía, trata de hacerlo en un día en el que haga buen tiempo.

Un estudio llevado a cabo por el investigador Gary Dushnitsky, profesor asociado de estrategia y emprendimiento en la London Business School, señala que las startups tienen mayor probabilidad de conseguir financiación en aquellos días más soleados.

Dushnitsky y otro investigador usaron los datos de 1.335 startups que se graduaron en aceleradoras europeas y estaban en fase early stage. Sus conclusiones se publicaron a principios de año en el Academy Management Journal y de ellas se acaba de hacer eco el Wall Street Journal.

Los autores de la investigación compararon los datos meteorológicos del día que estas empresas emergentes hicieron sus demo days con inversores con los datos del tiempo del día anterior para ver si fueron más o menos soleados que la jornada precedente. Además, controlaron otros elementos, como los antecedentes de los fundadores, la edad y la experiencia empresarial previa.

Según apunta el estudio, el clima más soleado actúa como un estímulo para mejorar el estado de ánimo y supone un factor para sentirse bien que aumenta la probabilidad de que un inversor se comprometa para financiar una startup.

Los días en los que el astrorrey predomina se asociarían, generalmente, a un estado de ánimo positivo, que a veces puede influir en la toma de decisiones de los representantes del capital riesgo.

Así lo demuestra que en estos encuentros producidos en días más soleados la financiación fluyó en un 22% de las ocasiones, en comparación con el 15% de los días menos soleados que el día anterior.

Mejor para temas o empresas con menor relevancia

El efecto ‘soleado’ le funcionaría mejor a las startups que se encuentran en las primeras fases, en las que suele haber menos información disponible para que los inversores la evalúen o donde los fundadores tienen poca experiencia empresarial.

Algunas decisiones pueden verse afectadas por estímulos en su cuerpo“, comenta el profesor Dushnitsky. “Los inversores pueden tener la convicción de invertir, pero esto puede depender de factores que no tienen que ver con la empresa“, añade.

El investigador jefe insiste en que los sentimientos positivos asociados a un clima más soleado impulsan “la toma de decisiones sobre temas y problemas que no tienen relevancia”.