La Carta de los Derechos de Internet, presente en el Parlamento Europeo

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El documento, elaborado por la UE y Naciones Unidas, pretende garantizar el acceso a las herramientas que ofrece el medio electrónico y evitar la censura online.

El ministro brasileño de Cultura, Gilberto Gil, ha defendido en Bruselas el uso de Internet como herramienta de creación cultural y ha reclamado el derecho a la libertad de acceso a la Red y a la privacidad. Unos principios amparados en la “Carta de los Derechos de Internet”, el documento que el ministro ha presentado en el Parlamento Europeo junto a la presidenta del grupo de los Verdes, la italiana Monica Frassoni, y el eurodiputado de Izquierda Unitaria Europea Umberto Guidoni.

La carta, elaborada por personalidades de la Unión Europea y Naciones Unidas fue ideada durante las reuniones de la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información, que se celebró en Túnez el pasado noviembre. Su sobrenombre es “Túnez, mi amor”.

“Como ciudadano y artista, creo que es muy importante para nuestra generación tener garantizado el acceso a las nuevas herramientas de creación que nos ofrece Internet”, señala Gil que, aparte de ministro del gobierno de Luis Inácio Lula da Silva, es uno de los músicos más populares de Brasil.

Defensor del libre acceso a la música y los vídeos por la Red, Gil dijo vislumbrar, para dentro de diez años, una total libertad de utilización de Internet. También resaltó que la Red “representa hoy una poderosa herramienta de conocimiento”, que “pone miles de libros gratuitamente a disposición de los ciudadanos en las bibliotecas virtuales y permite el intercambio de culturas regionales”.

La “Carta de los Derechos de Internet” es también una clara manifestación contra algunos gobiernos que censuran el medio electrónico y vigilan a sus usuarios, como es el caso de China y Túnez, blanco de diversas denuncias de la prensa.

El documento llama a los gobiernos y autoridades de todo el mundo a discutir la adopción de herramientas que garanticen “los derechos a la libertad de acceso y utilización, el respeto a la privacidad y el reconocimiento de ese nuevo bien común”.

“Es tiempo de fijar algunos principios como parte de la nueva ciudadanía planetaria. Sólo el pleno respeto de esos principios constitucionales nos permitirá alcanzar el equilibrio democrático con la exigencia de la seguridad, del mercado y de la propiedad intelectual”, afirma el documento.