Los 10 cambios que hacen que Steve Jobs se revuelva en su tumba

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Especulemos un poco y comencemos por imaginar qué hubiera dicho el bueno de Steve Jobs ante el funcionamiento de una de las prestaciones más “revolucionarias” del iPhone4S.

Según la biografía autorizada escrita por Walter Isaacson, Jobs nunca llegó a probar Siri. Justo antes de retirarse sí pudo manejar el dispositivo físicamente y al parecer no se mostró impresionado. Siri era (y es) un producto en fase beta, pero tampoco carguemos las tintas negativamente sobre ese aspecto, ¿cuántos años ha estado Gmail en fase beta? ¿cuántos millones de satisfechos usuarios tiene? Lo cierto es que en Apple se llenaron la boca de vendernos Siri como el gran y revolucionario motivo para comprar Siri y dejando a un lado que sólo puedes usarlo en inglés, parece que los angloparlantes tampoco hacen un uso masivo ni entusiasta del famoso asistente vocal inteligente.

En cuanto a la rumoreada pantalla de 4″ en formato 16:9 que podría traer el nuevo iPhone, ahí sí que Jobs se aparecerá por las noches a más de uno dado que nunca fue un fervoroso partidario de dicha proporción, como se hartó de decir públicamente. Siempre defendió que Apple había encontrado la proporción y el tamaño perfectos, de hecho incluso llegó a decir que los dispositivos Android con pantallas de 4″ parecían monopatines.

Uno de los aspectos que quizá sean más determinantes pero que pasen más desapercibidos para quienes están fuera de Apple y sólo sus propios empelados sean capaces de apreciar tiene que ver con el incremento de ejecutivos, mandos intermedios, tecnócratas… que al parecer están proliferando en los últimos tiempos. Su presencia es notoria en cada reunión, algo que en vida de Jobs no sucedía. Dicen que él nunca habría permitido la presencia de esos asesores externos y ejecutivos que podrían interferir con el proceso creativo de su genio y el de sus colaboradores o con su toma de decisiones, algunas veces arbitraria pero frecuentemente acertada.

Una postura con la que Jobs era inflexible era la determinación de acabar con la competencia de Android, cuyos dispositivos consideraba copias de los productos Apple. Siempre defendió el tremendo esfuerzo de investigación, diseño y desarrollo que la empresa puso en el iPhone, patentando todo lo patentable, y que no iba a dar un paso atrás en esa batalla contra, por ejemplo, Samsung, ni siquiera para tomar impulso. Jobs consideraba a Eric Schmidt como un traidor y no quería dinero ni acuerdos, sólo quería que no usase en Android las ideas que alumbró cuando estuvo en Apple.

AppleTV (no el rumoreado televisor, sino el dispositivo que permite conectar la tele a Internet y compartir contenidos con tus dispositivos Apple) tiene un interfaz de usuario que Jobs rechazó hace 5 años. Y cuando el bueno de Steve rechazaba algo era porque lo odiaba, no era un hombre de medias tintas, en ese sentido era binario: o cero o uno. Pero parece que alguien ha pensado aprovechar que él ya no está entre nosotros para restaurar ese interfaz.

Tampoco sería muy partidario de que las siguientes generaciones de los productos parezcan retroceder en algún aspecto sobre las anteriores. El caso más paradigmático sería el del nuevo iPad, que a pesar de algunas más que evidentes mejoras (pantalla Retina, cámara…) para muchos supone un retroceso por su aspecto algo más abultado y una autonomía que se ha reducido un 10% debido al aumento de potencia de procesador y especialmente a la pantalla Retina. No es una gran diferencia, pero parece un pequeño paso atrás en la evolución de un producto tan importante para Apple, algo que decididamente Jobs no habría permitido.

Recientemente en Apple se han permitido la inclusión de acciones en apoyo de causas benéficas. Jobs jamás participó en ninguna de estas iniciativas a excepción del programa de lucha contra el SIDA que contaba con el apoyo de Bono, y básicamente todo apunta a que la razón de más peso era que suponía involucrarse con un grupo musical superventas como es U2. Eso ha cambiado y ahora hablamos de donaciones de hasta 50 millones de dólares además de presencia gratis en la web de Apple de la iniciativa RED de lucha contra el SIDA sin vinculación comercial a producto alguno de la empresa, algo que antes sólo ocurrió con motivo de las catástrofes del terremoto de Haití y el tsunami de Japón. No es que la caridad sea mala, es simplemente que Jobs nunca la aprobó.

En cuanto al reparto de dividendos por acciones, Steve, que nunca olvidó la “experiencia cercana a la muerte” que tuvo Apple al principio y que terminó con él fuera de la compañía, nunca fue partidario de que los accionistas obtuvieran estas plusvalías de manera que todos los beneficios extraordinarios se reservaban para autoinversión y adquisición de tecnologías de vanguardia que ayudaran a mejorar la marcha de la empresa.

Una gran diferencia con la actualidad tiene que ver con las filtraciones. Nunca nadie se atrevió, con Jobs mandando en Apple, a soltar prenda sobre futuros productos de la marca, y menos que nadie un director de alguna de sus empresas de suministros, que es lo que sucedió recientemente con Foxxcon y el rumor-norumor sobre la tele de Apple.

Por último, algo que Steve Jobs jamás permitió fue la personalización del interfaz de usuario. En algunos casos parece evidente que podría llegar a perderse el “zen” marca de la casa de manera irremediable.

Y como bonus extra, seguramente Jobs no estará muy conforme con lo que está haciendo ahora mismo Ashton Kutcher.

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