Los principales errores que cometen los emprendedores

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El emprendedor e inversor Carlos Blanco repasa los fallos que se llevan a cabo más comúnmente a la hora de fundar una startup o negocio.

A diferencia de lo que muchos políticos y escuelas de negocios intentan hacer creer, emprender no es un camino de rosas en el que necesariamente acabaremos haciéndonos millonarios y siendo nuestros propios jefes. Muchos emprendedores veteranos lo dicen y lo repiten: se puede tener suerte y triunfar a la primera, pero lo más común es pegársela unas cuentas veces antes de rozar el éxito.

En el Salón MiEmpresa, que se celebró hace una semana en el Palacio de Deportes de Madrid, se intentó instruir a los emprendedores en cómo salir adelante mediante charlas, ponencias y talleres, pero también hubo un hueco para aquellos que quisieron contar sus fracasos y las razones por las que su negocio no funcionó. Fernando Moreno, Iñaki Arrola y Alejandro Fernández Luengo dieron algunas pautas para hacer menos dolorosas las caídas y Carlos Blanco fue aún más lejos, detallando cuáles son los principales errores que se cometen a la hora de montar un negocio o startup.

Con diez firmas emergentes fundadas, treinta empresas invertidas y dos quiebras a sus espaldas, Blanco es una de las personas que mejor puede hablar de fallos a la hora de emprender. El CEO de la desarrolladora de juegos Akamon Entertainment, fundador de la aceleradora Conector Startup y del grupo ITNet, los ha desgranado en su libro ‘Los principales errores de los emprendedores’, resumido en su ponencia de hace unos días.

Errores iniciales

Los primeros fallos pueden hallarse en la gestación de una startup. Escoger a los otros socios no es algo que se deba tomar a la ligera y a veces se peca de comodidad al buscar gente de confianza en lugar de a personas con competencias concretas o con una visión parecida, algo que a la larga puede acabar con relaciones afectivas. “El error número uno es el día cero. Juntarte con tu pareja, familia o amigos que tengan la misma experiencia que tú y hayas conocido en la carrera. Tener tres abogados o comerciales en la misma startup es un fallo enorme si no están especializados en diferentes materias”, señala Blanco. Para el business angel, lo ideal es ser pocos pero bien avenidos. “Lo ideal es emprender entre dos y cuatro personas”, asegura.

Otro de los errores iniciales es dividir las participaciones al mismo porcentaje, algo de lo que “la gente se arrepiente cuando las cosas van muy bien o van muy mal”. Se recomienda ser honesto y ver quien tiene más carga de trabajo o está dispuesto a comprometerse más.

En esta fase de constitución también surge la duda de qué firmar en el pacto de socios. “La falta de unos valores en común o un objetivo común es una traba y un problema. Los socios deben tener los mismos valores, no los mismos conocimientos y aptitudes”, subraya Blanco. “Imaginaos que se juntan el típico que es capaz de saltarse los límites con uno que es ‘muy cagao’… Si se juntan dos ‘cagaos’ tampoco vais a ir a ninguna parte”, señala el emprendedor en serie.

La democracia está muy bien, pero no para trabajar en una startup. Se debe asumir que exista una autoridad que cargue con las decisiones y la responsabilidad. “Tiene que haber un líder claramente definido. Si no hay un CEO es un error enorme. Hay que pactar antes quien es el líder. Es muy duro par aun inversor preguntar quién está al mundo y encontrar miradas cruzadas”, lamenta Blanco.

Otro de los fallos que apunta el CEO de Akamon es tomarse las cosas como algo para ratos libres a la hora de montar una startup. “Los negocios part time no funcionan. No hay otra que trabajar a full time”.

Meter el pie en el agua sin estar dispuesto a bañarse, a empaparse o a recibir un jarro de agua fría tampoco es una actitud deseable. “Si tienes miedo al riesgo… no emprendas. Tenemos que ver si damos el perfil. Conocernos a nosotros mismos y ver nuestras carencias. Si no eres capaz de hallar tus propios defectos, trabaja con un coach”, recomienda el inversor.

El emprendedor tiene que saber trabajar en equipo y ceder responsabildiades. No hay que ir de estrella. “Hay un tipo de emprendedor ‘Gollum’ muy tóxico. El individualismo en una startup no funciona. El líder tiene que saber escuchar a su equipo y delegar. Cuesta mucho ser el padre de la criatura y dejar mandar a los demás”, apunta.

En España tendemos a pensar que nuestras ideas son únicas y que si las compartimos nos las van a robar. Para Blanco, esto es un error garrafal: “Las ideas no sirven para nada. Solo si has inventado el fuego, la rueda, el submarino, etc… Muchos estaban antes de los que han triunfado. Han triunfado los que lo hacen bien, no los que van los primeros. Muy pocas veces el primero que se mueve es el primero que triunfa. No es malo copiar en el modelo de los negocios. La gente se obsesiona con su idea en lugar de con la ejecución”.

El fundador del grupo ITNet también apunta como otro fallo de libro la ambición. En este sentido, explica que hay diferencias regionales y distintos tipos de emprendedores en España según su procedencia. “En España en Cataluña, levante, etc… tienen tierras más pequeñas y buscan también ese tipo de negocios. En Andalucia y Castilla hay más latifundios. En las zonas rodeadas de mar como Galicia, País vasco la cultura es más comerciante. Por su parte, las startups de grandes capitales como Madrid son más ambiciosas”

Errores humanos, financieros y de mercado

Muchos emprendedores son conscientes de que volcarse en un proyecto o negocio implica muchos sacrificios, a veces familiares y hasta sentimentales. “O convences a tu pareja de que respete lo que haces, o la dejas o dejas de emprender. Hay gente que no lo entiende. A la hora de hacer las cosas hay que tener esto en cuenta”, subraya Blanco.

Otro fallo es pensar que la idea es la clave del éxito de una startup. En realidad, lo que funciona es el equipo y su capacidad para pivotar. “Tienen mucho más peso las personas, el equipo, el ecosistema que la idea en sí. Alguien o algo llega y la idea acaba cambiando. Hay que estar preparado para ello”, comenta.

Conseguir dinero por conseguirlo tampoco es algo que se deba hacer, a pesar de lo apetecible de tener las arcas de la empresa llena. “Buscamos capital sin pensar si nuestro negocio es invertible o no. Lo primero es encontrar clientes, no inversores. Los negocios tienen que ser escalables. Hay que ser conscientes de que al inversor no le interesa pagar una nómina a nadie, sino ganar dinero”, apunta el business angel.

Lanzar algo sin tener en cuenta la competencia, la situación del sector, los aspectos locales, también es una gran equivocación. “Si no se conoce, hay que investigarlo. Hoy en día hay más medios que nunca para ello. Vídeos en YouTube, presentaciones en Slideshare, páginas corporativas de nuestros rivales… La gente se pone a emprender y no se dedica a mirar lo que han hecho los demás en su mercado. Hay que copiar quitando lo que otros han hecho mal”, recomienda el autor de ‘Los principales errores de los emprendedores’.

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