La gestión financiera de las pymes debe ir más allá de la contabilidad

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Las pymes que apuestan por una gestión financiera 360º obtienen más beneficios tangibles en términos de productividad, rentabilidad o previsión de riesgos, que las que limitan su operativa financiera a la gestión fiscal y/o contable.

La gestión financiera de una pyme no consta solo de la función contable, sino de la estrategia de desarrollo del negocio. El área financiera no solo proporciona el apoyo económico, sino que es el elemento integrador que precisa la empresa para evitar la generación de silos.

La incertidumbre y la inestabilidad han marcado este período de pandemia, y en este sentido, la función financiera se ha convertido en el actor crítico para optimizar la gestión de riesgos. Dada la importancia de gestionar bien la tesorería en el clima económico actual, las empresas deben desarrollar inmediatamente un plan de gestión de efectivo como parte de su gestión global del riesgo empresarial. También para garantizar la continuidad de la actividad en entornos críticos.

Resulta esencial, para ello, contar con una visión general del ecosistema del negocio; puesto que los enfoques que se adopten para la gestión del flujo de caja repercutirán no sólo en el negocio sino en los clientes. Estas deberían ser las prácticas y estrategias para que las pymes salgan reforzadas:

  • Establecer un marco financiero sólido para la previsión y gestión de riesgos en toda la cadena de valor.
  • Garantizar la viabilidad continua de la financiación propia. Las opciones de financiación del pasado no tienen porqué ser válidas en el futuro. Así que, también será interesante, considerar nuevas fuentes de financiación.
  • Centrarse en el ciclo económico. Es fundamental controlar de forma periódica cómo está afectando el ciclo a la cuenta de pérdidas y ganancias, y a la composición del balance,
  • Revisar los costes variables. Reducir estos costes suele ser la forma más rápida de mantener a flote el flujo de caja para soportar los costes fijos. Y, si es posible convertir estos costes fijos en variables, mejor. En una época en la que impera la necesidad de transformación digital, el uso de tecnología productiva en modelos de pago por uso (Saas) ayuda a este fin.
  • Revisar los planes de inversión, teniendo en cuenta las previsiones de tesorería, habrá que ver lo que realmente se necesita a corto plazo. Y la disponibilidad de capital para abordar la inversión.
  • Poner el acento en la gestión del inventario y en los niveles de seguridad de existencias para evitar el riesgo de roturas de stock o interrupción de suministro.
  • Gestionar los pagos de una manera inteligente, es decir, para preservar el circulante se podrían negociar los plazos con los proveedores.
  • Acelerar la gestión de cobros y no solo eso, sino, revisar el historial de pagos de cada cliente, identificar aquellas empresas que parecen haber cambiado sus prácticas de pago y no descuidar aspectos básicos como la emisión de las facturas a tiempo. Cualquier error en el proceso de facturación puede provocar costosos retrasos en los cobros.
  • Auditar las transacciones de cuentas por pagar y por cobrar, es decir, tener bien seguro que se cobra y se paga lo correcto, en tiempo y forma.
  • Considerar fuentes de ingresos alternativas o no tradicionales. Si la planificación del escenario revela presiones en el flujo de ingresos continuos, habrá que buscar alternativas para sustituir estos ingresos de forma temporal o incluso de forma permanente.
  • Realizar evaluaciones generales de los riesgos financieros asociados a proveedores, clientes o actividades críticas. La idea es identificar los problemas potenciales antes de que se materialicen.

Pablo Couso, director comercial de Datisa dice que “la gestión financiera, y, más aún, la gestión de la tesorería debe ser parte integrante de la evaluación de riesgos y del plan de acción a corto plazo de COVID-19. Incluso en el caso de aquellas empresas que no han sufrido pérdidas, es importante que evalúen sus necesidades en este sentido. Y que desarrollen medidas adecuadas para adaptarse a diferentes escenarios. Es la manera de identificar los riesgos que podrán afectar a su red de clientes y proveedores. Esta gestión del riesgo solo es posible, si la organización apoya su gestión financiera sobre un software ERP adecuado”.

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